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La guerra de baja intensidad en México

La embajada rusa en nuestro país proporcionó imágenes de armas usadas por los combatientes ucranianos y entregadas por la OTAN/EU; pero, ahora, usadas por los cárteles mexicanos de la droga. Aunque esto es un secreto a voces, la evidencia resulta inocultable y no se puede evadir que Estados Unidos proporciona armas a los enemigos del orden público y la seguridad.

El armamento que mostró la información obtenida por la embajada rusa tiene un poder comparable e incluso superior al de las Fuerzas Armadas de México. Es fundamental concentrarse en esta situación, ¿acaso no emplean los narcotraficantes estas armas en contra del ejército y la población civil?

Si se atendiera conscientemente otro tipo de información -semejante a la proporcionada por Rusia- respecto del armamento y poder con que cuentan los grupos de la delincuencia organizada, la opinión pública podría entender la fuerza que tienen los cárteles de la mafia y la medida de respuesta que debe emplear el ejército mexicano.

Las críticas que se hacen a la heroica labor de las fuerzas armadas en el combate a los grupos criminales debería tomar en cuenta el pragmatismo de los Estados Unidos y su pentagonismo, que son los únicos ganadores por cada disparo en México. ¿Quién reclama por los derechos humanos de los miles de soldados mexicanos muertos en esta guerra?, ¿en qué momento han tenido piedad los narcotraficantes cuando emplean su narcoterrorismo en contra de la población?

Haciendo un ejercicio de prospectiva e imaginando que un futuro presidente de los Estados Unidos decida bombardear las comunidades rurales y centros de control, ¿acaso el círculo rojo será tan crítico con el Pentágono como lo es con las fuerzas armadas de México?

Sólo la legalización de las drogas y su trasiego podrían aminorar la guerra contra el narcotráfico que cada vez lleva más a la ingobernabilidad y corrupción en varias zonas del país. Sin embargo, mientras la narco república mexicana sea funcional al narco imperio estadounidense, sólo podrá observarse -gracias a la benevolencia de naciones como Rusia- la forma en que el Pentágono nutre cada vez más tecnología, mercenarios, artillería y, en general, mejor armamento que cualquier fuerza del orden público mexicano.

¿Qué alcalde o gobernador puede enfrentar al narcotráfico? Ninguno.

Incluso la propia criminalidad emplea un terrorismo radical contra el país, pues también corren el riesgo de ser destruidos por Estados Unidos.

La guerra contra el narcotráfico tiene un único beneficiario y responsable: el imperialismo norteamericano.

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