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LA OPOSICIÓN DEL VIEJO RÉGIMEN MEXICANO DEVELA CON DESESPERO QUE MORENA TRIUNFARÁ PARA 2024

Gerardo Lozada Morales

Es indudable que el sistema político mexicano después del 2018 con el triunfo del actual presidente López Obrador y el ascenso de la cuarta transformación con el proyecto del rescate de la soberanía nacional, dinamitó un proceso de transformaciones constantes que ha impactado en las fuerzas internas de los partidos políticos y en el engranaje institucional del Estado mexicano.

De igual forma, el uso de la ley y de la justicia ha sido una herramienta para exponer a la luz pública a las viejas corruptelas que se beneficiaron del viejo régimen autoritario que se reformuló a nivel de élites económicas y oligarquías políticas durante la implementación de los gobiernos neoliberales priistas y panistas, como muestra cabe observar las averiguaciones que tiene el expresidente Peña Nieto por enriquecimiento ilícito, a Felipe Calderón expuesto por su narcogobierno, del cual, su mano derecha Genaro García Luna fue desenmascarado como un narcotraficante altamente peligroso en los EE.UU. Esta semana “Alito” Moreno dirigente del PRI nacional ha sido destituido de la comisión de gobernación tras sus diversos escándalos y su aferramiento a no dejar el control del partido tricolor. En redes sociales se ha develado el escondite del delincuente panista Ricardo Anaya, quien se encuentra cerca de Luisiana respaldado por sectores de la derecha internacional.

A la suma de los graves conflictos que se develan paulatinamente, la alianza PRI-PAN-PRD ha entrado en una disputa para conservar prerrogativas presupuestales en el último bastión donde el priismo mantiene su dominio, y del que se encuentra al borde de perder: el Estado de México. Dicho fenómeno generó la ruptura de la alianza para competir el próximo año en la elección para gobernador, muy por encima de los anhelos de Vicente Fox y Calderón quienes promovieron mantener la alianza para poder competir frente a MORENA. Hecho que también ha expuesto indudablemente los nexos de los expresidentes con la vieja oligarquía política que llevó a Peña Nieto a gobernar en 2012; es decir, el grupo Atlacomulco. Por otra parte, el propio Jesús Zambrano (líder del PRD) expuso en entrevista que “ellos son autónomos y que el PRD no opera para los intereses de Claudio X. González”.

Es evidente que MORENA se ha instaurado como un partido predominante con el respaldo ciudadano, y esto detonó el desespero de la oposición. El 9 de agosto el propio José Woldenberg (líder oligarca del INE) criticó la propuesta de reforma político-electoral del presidente, la definió como “la peor que ha escuchado en casi 40 años”, pues está rotundamente negado a que la elección de consejeros electorales sean propuestos por los poderes del Estado y electos democráticamente, pues según él, el INE “debe ser autónomo”.

Los bloques que se afianzaron en las estructuras del poder están conscientes de que la transformación es inminente tanto en este sexenio como el próximo, y exponen su derrota dos años antes de la sucesión presidencial.

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