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México. La Ucrania de un mundo bizarro

Diego Martín Velázquez Caballero

La exembajadora de Polonia en México y una periodista norteamericana desataron un interesante debate en las redes sociales a raíz del conflicto Ruso-Ucraniano en Europa del Este. A grandes rasgos, la línea de los argumentos criticaba la simpatía que despierta Rusia por confrontar al imperialismo yanqui; se advertía a varios internautas mexicanos que una agresión semejante fue el robo de Texas y las Californias en uno de los saqueos anglosajones más conocidos. Actualizando la geografía y el tiempo, se cuestionaba respecto a qué sentirían los mexicanos si la Unión Americana tomara Chihuahua o Baja California por la fuerza. Aunque es verdad que la guerra de 1836 y 1847 sigue siendo un trauma doloroso en la historia nacional; los tiempos han cambiado y México se resigna a una soledad donde -igual o peor que Ucrania- nadie le apoya en la conflagración civil que vive a causa del narcotráfico.

Si Estados Unidos tomará militarmente el norte del país, lo más seguro es que otros estados pedirían ser integrados, ocurrió en el siglo XIX y también es probable que otras naciones latinoamericanas pidieran la incorporación como protectorados de EU. Ocurre en la OEA. A México sólo le faltan las orejas de Mickey Mouse.

Estados Unidos ha tenido un comportamiento respecto de Latinoamérica, peor que el de Rusia respecto de Europa del Este. Ni la exembajadora de Polonia, ni la periodista especializada en las relaciones mexicoamericanas, cuestionan el pentagonismo que nutre de armas y dólares a los grupos del narcotráfico que están despedazando el país. Tampoco cuestionan la nueva esclavitud que significa la emigración mexicana y que la economía mexicana real haga limosna de sus aguacates.

Así como una gran parte de la población ucraniana se identifica históricamente con Rusia y, en parte, conciben una hegemonía sobre Eurasia. Muchos mexicanos emigran a Estados Unidos y gran parte de la población latinoamericana preferiría vivir en Norteamérica. México, como varios países de Europa del Este, es un títere de las potencias occidentales que desempeña el papel del suicida colonialismo interno. Algún punto interesante del debate cibernético señalaba, ¿qué sentirían los anglosajones si Rusia sentara bases militares y proyectiles nucleares en Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas? Y las Guns and Roses callaron recordando el sabor de la Cuba libre.

Europa del Este es calificado de ser el “Burro de Troya” de la Santa Sede, Alemania y Estados Unidos. México es el pendejo de la hispanidad. Así como Europa del Este ha sido sacrificada varias ocasiones para atemorizar a Rusia, México cultiva un colonialismo interno que tampoco le ayuda en nada y sólo constituye una hipoteca española que estructura la pigmentocracia de la pobreza. Vox, el franquismo subsidiado con dólares, hace unos días, cuestionó y declaró la guerra al narcotráfico latinoamericano al discriminarlo por todas las formas y, además, agregarle el calificativo de comunista. ¿En verdad la Colonia Española tiene el valor de oponerse con todas sus fuerzas a los cárteles de la droga en el continente? ¿El franquismo cuestionará la estructura socioeconómica reproductora de la pobreza y el crimen que heredó la Hispanidad? ¿Va a enfrentar la Colonia Española al Narcoimperio que son los Estados Unidos? Pues no.

Samuel Huntington sugería a Estados Unidos el aislacionismo y abandono del modelo Brzezinski del control mundial. México y Norteamérica pueden construir la Spanglishdad. Siempre hubo el temor del franquismo para que México sustituyera a España como eje de la Hispanidad, todas las fuerzas del dictador se concentraron en enterrar la Segunda República Española en México y enterrar a nuestro país. Y tuvo éxito. Más las tendencias naturales señalan que la Hispanidad ha muerto en México y sus discursos e identidades quedan huecos frente a la realidad. El lumpemproletariado mexicano que tanto avergüenza y discrimina la hispanidad, está construyendo la Mexamerica. Así como millones de ucranianos corren a los brazos de Rusia y millones de mexicanos corren a los brazos de EEUU, los imperios deben reconocer la naturaleza hegemónica de la geografía.

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