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México Republicano: El fantasma del anticomunismo norteamericano

Xochitl Patricia Campos, Diego Velázquez, Samuel Schmidt

Chihuahua aprobó la formación de nuevos partidos regionales que, aparentemente, enriquecen el pluralismo y las opciones ideológicas en la entidad. No deja de ser curioso, sin embargo, el surgimiento de un partido político denominado “México Republicano” que, además de profesar abiertamente una ideología denominada “capitalismo conservador proestadounidense”, ocupa la plataforma legal concedida por Chihuahua para desarrollar una proyección nacional donde aparece una tácita exposición a incorporar elementos filonazis característicos del conservadurismo mexicano.

En el país, “México Republicano” se presenta como un movimiento político mexicoamericano integrado por individuos de ambos países, o bien, con ambas nacionalidades, que apuestan por la integración económica, política y social con Estados Unidos.

En estos momentos, cuando existe una cruzada de variadas fuerzas políticas contra MORENA y la Cuarta Transformación, México Republicano se inscribe en el amplio abanico de las derechas que se suman a las críticas y confrontaciones con la retórica del presidente López Obrador y buscan crear nuevos nichos electorales con propuestas extraordinarias e imaginarias -incluso anticonstitucionales- para dividir el voto y multiplicar el acoso norteamericano a México.

La propuesta abierta de México Republicano por integrar nuestro país a los Estados Unidos constituye un exabrupto político y legal. Empero, más allá de las ocurrencias y medios que el partido regional se propone para conseguir su propósito, lo que realmente está abanderando es el intervencionismo estadounidense en el país y particularmente en la sucesión presidencial del 2024.

La coyuntura de las elecciones presidenciales en México y Estados Unidos obliga a reflexionar sobre el Partido México Presente y actualizar la información sobre las múltiples presiones norteamericanas para establecer en la república mexicana un régimen político que convenga a sus intereses colonialistas e imperialistas.

Capitalismo Conservador Proestadounidense

En México siempre han existido movimientos políticos a favor de la integración a Estados Unidos, siempre se ha llegado a la conclusión de que, frente al avasallante poder de Estados Unidos no queda otra opción. Por lo general, estas opciones de integración parten de movimientos liberales y empresariales, a veces con un dejo de conservadurismo como el que ahora representa México Republicano.

En algún momento existió el American Union Party o la propuesta de algunos liberales como Lorenzo Zavala. También grupos encabezados por la alta jerarquía católica han promovido la idea de que la asimilación con Estados Unidos sería una de las opciones lógicas para el destino mexicano.

De igual manera, en la historia del PAN se escucharon voces respecto a lo importante que resulta la vecindad con Estados Unidos y los beneficios económicos que traería para el país. El apoyo económico que los empresarios simpatizantes de este instituto político han recibido, en algún momento se tradujo en la probabilidad de un golpe de Estado en México. Sin duda, el momento de mayor apuesta por esa incorporación ocurrió durante el salinismo, el partido hegemónico abanderó un proceso de restructuración que no sólo construyó una ruta para incorporarse a la globalización, sino que también significó el desmantelamiento del Estado Mexicano para asimilarse a la economía de puertas abiertas estadounidense. Ninguno de estos proyectos ha tenido éxito debido a los desfases que implica el desarrollo mexicano y sobre todo por los valores intrínsecos del excepcionalismo norteamericano. México y América Latina representan un corredor territorial seguro para Estados Unidos que no implica mayor riesgo económico, político y social. Integrarlos o asimilarlos a la Unión Americana implica concederles una categoría que no se han ganado.

Por esta razón resulta curioso, aunque inquietante, la política de pro norteamericanismo que promueve México Republicano. Lo más seguro es que dicho movimiento no sea tomado en serio ni en nuestro país ni en Norteamérica, pero constituye otro nicho de oportunidad para los grupos de extrema derecha que están abandonando al PAN como resultado de la crisis política, social e ideológica que vive este instituto político.

También es importante destacar el juego político regional donde se desarrollan organizaciones como México Republicano y American Union Party. En los estados del norte mexicano existe proclividad hacia los Estados Unidos, aunque ello también ha significado el chantaje de algunos grupos empresariales que buscan mayor tutela del Estado para proteger sus intereses. La trayectoria del Grupo Monterrey ha sido ejemplar en este sentido.

El poder invisible del fascismo esotérico

Una explicación que vale la pena tomar en cuenta para el surgimiento de México Republicano, lo constituye las divisiones internas que ha tenido el PAN en Baja California y en Chihuahua, donde este instituto político gobernó algunos de los principales municipios y las entidades respectivas, aunque sin conseguir sostenerlos en los procesos políticos de 2018 y sin ser tomados en cuenta en el CEN del PAN. Es altamente probable que grupos conservadores se han independizado del blanquiazul y pretendan inaugurar una nueva etapa de participación mezclando su conservadurismo mexicano con los valores neoconservadores del republicanismo estadounidense y principios neonazis, fenómeno que evidenciaría la aproximación entre grupos radicales de México y Estados Unidos para establecer medidas antiprogresistas en ambos países y se alinearían con la radicalidad española con Vox o el nacionalismo católico al estilo de FRENAAA y Eduardo Verástegui.

No es la única ocasión en que grupos que se manifiestan como conservadores ocupan fachadas de franquicias electorales para generarse espacios de participación. El sinarquismo, por ejemplo, en determinadas coyunturas políticas donde representó la derecha vergonzante panista, optó por armar vías partidistas diferentes. Este parece ser el caso de México Republicano. La tendencia filonazi es añeja y, por lo visto, ahora como en la época de los TECOS de la UAG, existe una coyuntura que permite a la ultraderecha anticomunista mostrar el trabajo estructural que han hecho durante décadas.

Cabe destacar el caso del filo nazismo representado por Juan Iván Peña Neder creador de México Despierta, organización abiertamente antisemita y anticomunista, quien, no obstante haber militado en varios partidos políticos, incluso de izquierda, ha sido fiel a sus convicciones ariosóficas y ultraconservadoras para defender radicalmente el nacionalismo católico hispanista y la moral familiar católica y que debemos suponer se esconden detrás de México Republicano, partido que encabeza.

Adicionalmente encontramos tolerancia excesiva de las autoridades hacia el filo nazismo mexicano, a estos personajes y su conducta; pero, también, la connivencia y participación de grupos empresariales y políticos con el nazismo. México es un espacio donde, históricamente, la simpatía por el nacional socialismo se desarrolla sin control alguno. La expansión y membresía de tales idea arroja un balance de la penetración que tienen las sociedades secretas y discretas del espectro político fascista.

El filonazismo que ha reflejado Peña Neder se vincula también con el esoterismo y la teosofía del ocultismo pangermanista. Aunque existen aparentes incongruencias entre la advocación del nacional catolicismo y la ariosofía; sin embargo, para los simpatizantes nazis más extremos, lo que puede observarse constituye una evolución. Frente a la decadencia de la cultura occidental, los filósofos pangermanistas consideraban imprescindible la restauración de una moral faustica inspirada en la fuerza, la familia y el colonialismo. La reconstrucción de la patria germánica hacía indispensable la unidad de la disciplina moral y el espíritu natural para que Alemania desarrollara un nuevo orden vital en Occidente. La construcción del individuo nacional socialista implica la pedagogía de la violencia. Dichas creencias traducidas a contextos extra germánicos, llegan a tomar mayor profundidad y extremismo, como sucede con el filonazismo en Iberoamérica y en casos particulares como el fundador de México Republicano.

Además de buscar la posesión de las reliquias sagradas del cristianismo y otras civilizaciones en todo el mundo, los filósofos nazis pretendían incrementar el poder de Adolfo Hitler y el Ejército Alemán no sólo con el desarrollo tecnológico sino mediante el ejercicio permanente de la violencia extrema llevada más allá de la locura –si acaso esto puede comprenderse-. El milenarismo nazi supera cualquier moral criminal para la consecusión de sus fines. El reflejo de esta conducta resulta inevitable en las células neonazis que se desarrollan mediante las sociedades secretas y reservadas como ocurre, muchas veces en forma incontrolable, en la república mexicana.

Aquellos que han sido víctimas de la violencia de Peña Neder, atestiguan también el activismo filonazi del personaje en varias entidades del país y durante un prolongado periodo de tiempo. Los vínculos políticos, económicos y sociales del sujeto en cuestión, confirmarían los proselitismos existentes en las redes sociales del ultraconservadurismo mexicano contemporáneo que describen Álvaro Delgado, Edgar González Ruiz, Manuel Buendía y otros. No sólo ha existido un crecimiento avasallante de células nazis en México sino que se genera una comunicación permantente entre ellas que trasciende la militancia partidista e incluso religiosa. Estas organizaciones representan una forma de fraternidad que solapan las autoridades –algunas de ellas porque militan allí- y que descartan los estudios de seguridad nacional.

Novelas como “El Evangelio del Yunque”, “La Balada de los Ángeles Caídos”, “Su nombre era Muerte”, sin olvidar las reflexiones de Luis Paredes Moctezuma; por mencionar algunos textos, permiten ver el fluido permantente y continuo del filonazismo en México y su aceptación en todo tipo de organismos sociales que van desde Guerrillas Blancas Terroristas hasta espacios educativos y empresariales. La penetración de esta tendencia en la mayor parte del tejido social mexicano también evidencia la incorporación a la delincuencia organizada como el caso de los Caballeros Templarios en el Bajío Mexicano. El filonazismo se ha naturalizado en buena parte de la cultura política nacional. Algunos personajes reconocen abiertamente la pertenencia a estas doctrinas, la mayor parte decide permanecer en la militancia discreta o secreta, aunque la sociedad puede advertir de quienes se trata.

La faceta violenta del filonazismo mexicano se ha expresado, históricamente, en la guerra sucia mexicana (ver el caso de Los Halcones); pero, también, en la época contemporánea en contra de los grupos progresistas como movimientos LGBT, feministas, socialistas, campesinos, indigenistas, obreros, ecologistas, estudiantiles, etc. La prolongada guerra contra el narcotráfico en nuestro país, principalmente en la época neoliberal, nubla –definitivamente- los momentos en que este conflicto significa guerra total aporofóbica, guerra híbrida o invasión extranjera. El actual gobierno no ha podido tomar conciencia de la dimensión que implica esta guerra.

Mientras en algunos estados se construyen padrones de violentadores de género para impedir su acceso a cargos públicos, por lo visto en Chihuahua esto no tiene la menor importancia. La membresía de Peña Neder en sectores económicos abocados a los juegos y apuestas, neuromarketing y deportes de cacería; transluce también un pensamiento directivo próximo al caudillismo autoritario. Sorpresivamente, Peña Neder tiene una faceta cultural productiva donde rinde culto a personajes como Napoleón Bonaparte y la jerarquía cuasi castrense del activismo político. La aportación literaria del fundador de México Republicano es reconocida por organismos académicos y personajes de la literatura nacional que también omiten la trayectoria filonazi del individuo.

Un Puerto Rico Centroamericano

A la muerte de Karol Wojtyla, los sectores del catolicismo integral intransigente han insistido en la importancia que tiene la Hispanidad para renovar una cultura occidental que, cada vez más, se presenta como débil y extraviada frente al choque de civilizaciones provocado por la globalización. El académico italiano Manlio Graziano observa la apuesta de muchos líderes católicos ultraconservadores en Latinoamérica que se han olvidado de la disputa entre panamericanismo e hispanoamericanismo para establecer una integración a Norteamérica de modo parcial.

Mientras Estados Unidos no busca optimizar el Tratado Comercial de América del Norte –en sus diferentes variantes-, los nacionalistas católicos hispanos, como los representantes de México Republicano, advierten la bonanza de construir una ínsula oligárquica en el norte de México que aproveche las inercias de la gigantesca economía estadounidense y, en modo dictatorial, genere un régimen de apoyo que –inicialmente- renueve el expansionismo estadounidense hasta la zona del canal de Panamá y el Caribe. Situación que implicaría la eliminación del régimen socialista cubano y la conversión de México y Centroamérica en una Nueva Miami o Puerto Rico; al costo que sea necesario.

Esta forma de integración permite la salvaguarda del nacionalismo católico hispanista y el mantenimiento de las colonias españolas como las oligarquías tradicionales al servicio estadounidense. Es interesante cuestionarse las razones de que México Republicano no considere una integración con Estados Unidos, pero mediante la vía filipina donde los valores y colonias hispanistas son abandonados en aras de una asimilación inicial de idioma y cristianismo protestante.

Conclusión

Por el momento, México Republicano logró su registro en Chihuahua y aspira a conseguir posiciones en el Poder Legislativo y así manifestar su obediencia a la oligarquía hispano mexicana, al imperialismo estadounidense y, tal vez, servir de cabeza de playa para el franquismo de Vox en América Latina. Su máxima, por el momento, como la de aquellos grupos patrocinados por la Liga Mundial Anticomunista, parece que el antisemitismo es eterno porque constituye la filosofía de la propiedad privada.

El escándalo se utiliza como un artilugio del neuromarketing para atraer electores, lo que –hasta ahora- parece poco probable no sólo en Chihuahua sino en el resto del país. A pesar del crecimiento descontrolado de celulas nazis y anticomunistas, la estructura social y económica del país genera una participación política corporativista y clientelar donde las ideologías, incluso extremistas, quedan al margen. Resulta más importante cuestionar las preferencias de la clase política de Chihuahua por este tipo de doctrinas filonazis y el estudio de los aparatos de seguridad nacional por el vínculo de las guerrillas blancas y los nuevos partidos políticos.


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