Última llamada
En una plática con Manuel Bartlett donde buscábamos su apoyo como senador para una ley sobre agua, de repente nos sorprendió hablando en contra de la corrupción.
Recientemente Roberto Madrazo, el beneficiario del Pemexgate y notorio por el nivel de corrupción que se registró en Tabasco cuando era gobernador, le reclamó a López Obrador por el costo de algunas de sus decisiones.
Vicente Fox no deja de berrear contra el gobierno siendo que es notorio el nivel de corrupción y tráfico de influencia de su esposa e hijastros.
Felipe Calderón se convirtió en príncipe de la virtud y olvido como fue que le entregó la seguridad nacional al crimen.
Uno lee con frecuencia en las redes sociales el reclamo a los que vociferan en contra de decisiones políticas del gobierno mientras que guardaron silencio y hasta fueron cómplices de las trapacerías de los gobiernos anteriores.
Se dice que es de sabios cambiar de opinión, pero sobran razones para pensar en que no están arrepentidos por lo que hicieron, que prefieren enterrar en el olvido como se beneficiaron de la corrupción y que tal vez están tratando de distraer la atención sobre la investigación de aquellos tiempos magnificando y distorsionando sus críticas.
No se piense que creemos en la posible reconciliación nacional, es muy amplia la brecha creada entre el pasado nefasto y las posibilidades de construir un nuevo futuro, y mejor será que nos acostumbremos a esa narrativa o a que cuándo traten de vestirse como blancas palomas les digamos: mira quién habla.
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