Diego Martín Velázquez Caballero
Comprender el significado del franquismo en la guerra fría constituye una aproximación surrealista que puede generar severos laberintos como los ocasionados por la visita del español Santiago Abascal a México. La España de Francisco Franco fue una dictadura fascista que sobrevivió gracias al determinismo económico del mundo occidental. El falangismo fue un importante legitimador del nacionalismo católico, pero sobre todo de Estados Unidos.
La Península Ibérica se convirtió en un espacio donde convergieron diferentes tipos de anticomunismo y se diseñaron estrategias para influir en Europa del Este y Latinoamérica. El franquismo resultó protagónico en la Guerra Fría comparado con su magro papel durante la Segunda Guerra Mundial. Desde España se formaron estrategias paramilitares, ideológicas, religiosas y partidistas que ejecutaron los católicos nacionalistas en las comunidades eclesiales y educativas. A cambio de cooperar con las estrategias del Vaticano y Estados Unidos para sostener la hegemonía estadounidense, España recibió el apoyo económico necesario para enfrentar la arraigada crisis social.
En América Latina las cosas fueron un poco diferentes. Además de la influencia francohispanista, los gobiernos conservadores y de facto fueron persuadidos y apoyados por Norteamérica. La experiencia de la Guerra Sucia los ejemplifica de manera contundente. Los opresores de las víctimas del conflicto, son quienes formaron parte del gobierno regional, en el caso de México se afirma la Dirección Federal de Seguridad.
¿Cuál es el sentido de la estructuración partidista trasnacional que pretende VOX? La unión de derechas nacionales no es una novedad en la historia del siglo XIX y particularmente del XX, pero en el escenario del mundo postcovid y la Agenda 2030 del Foro de Davos, este hecho muestra que Occidente no está preparado para limitar la hegemonía de Estados Unidos ni para el ecumenismo social, racial, religioso, económico y político.
Norteamérica quiere motivos para activar su economía de guerra y América Latina se perfila como el nuevo Irak o Vietnam. México ya fue el sparring de Estados Unidos a lo largo del siglo XIX, pero cuando la guerra civil de Estados Unidos amenazaba con la extinción del coloso americano, Lincoln recurrió a México.
Benito Juárez y Abraham Lincoln constituyen el referente paretiano de las relaciones entre ambos países.
México necesita una consulta popular para analizar el tipo de relación que quiere con Norteamérica. Temáticas como el mundo automatizado, capitalismo digital, emigración, salud, inteligencia artificial, control natal, aeronáutica, etc.; son la verdadera incertidumbre del porvenir. El Foro de Davos ha planteado una serie de metas que pueden configurar un mundo sin la hegemonía norteamericana y que van a ralentizar la globalización. Seguir el juego del espía anticomunista hispanista o proyanqui, termina mal y la izquierda siempre acaba siendo el comandante platanito.
La guerra del narcotráfico que desató Felipe Calderón fue auspiciada por Estados Unidos que nunca ha dejado de intervenir en los conflictos de América Latina. La epidemia de los estados fallidos es el resultado del pacto conservador entre la ultraderecha y el falso nacionalismo revolucionario, la mala gobernabilidad siempre causa colonialismo. Estados Unidos quiere hacer la guerra, es su negocio, entre más se aproxima nuestra región a la ingobernabilidad, más asegura Estados Unidos el intervencionismo.
VOX vino a retar la constitución mexicana, la visita queda para el anecdotario. Frente a la memoria histórica, el suceso representa que por la Madre Patria ya no habla el Quijote de la Mancha, habla el dólar. ¿Qué puede hacer Don Alonso Quijano frente al imperio? Rendirse. Morir. No lo mató el choque funesto con la realidad sino el dominio económico anglosajón. VOX es el franquismo subsidiado de siempre. Aunque AMLO apuesta a que esta radicalización fascista partirá a la oposición, lo complicado del asunto son los colaboradores locales que ahora realizan lo que debieron hacer para que ganara Donald Trump. Para vencer a AMLO, la derecha mexicana –civil y religiosa- siempre se subordina a Estados Unidos, pero con los grupos moderados que no siempre apoyan el conservadurismo radical de los Republicanos.
La clase política mexicana se encuentra estancada en las postrimerías de la guerra fría. Estados Unidos también. América Latina no puede seguir los cauces medievales y anticomunistas porque son falacias que siempre acaban por retrasar el crecimiento y desarrollo. Europa tiene la fuerza social necesaria para desoír a
España y Europa del Este. El mundo postcovid plantea un futuro donde ni el capitalismo ni el comunismo son protagonistas.
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