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Municipios y Narcotráfico

Xochitl Patricia Campos López

Los gobiernos locales son los elementos más vulnerables de los distintos niveles de la administración pública. Aunque se convertido en cosa común el terrorismo que se practica en los municipios provincianos, cada vez se expone una mayor descomposición social y vulnerabilidad de las personas que radican en las comunidades rurales.

Los municipios son la célula del federalismo mexicano y, sin embargo, la gran mayoría se encuentra secuestrada por la delincuencia organizada y no existe un adecuado control de sus cuentas públicas ni transparencia para que el colapso institucional ocurra. La mayor parte de los municipios mexicanos presentan altos niveles de marginalidad, corrupción, migración y delincuencia.

Con todo y que existe una responsabilidad del gobierno federal, en realidad son los gobiernos estatales los principales encargados de la debacle que vive el gobierno municipal. Andrew Paxman ha reactualizado la idea del cacicazgo precisamente en el gobierno feuderalista que practican los ejecutivos estatales con total impunidad.

El mal estado del ejercicio público en la mayor parte de los municipios se genera bajo la permisividad de los gobiernos estatales y congresos locales que, como se ha visto en Guerrero, Tamaulipas, Puebla y Guanajuato; por mencionar los casos más extremos, protegen a verdaderos capos de la mafia enquistados en los mandos de la administración estatal.

Bajo estas condiciones resulta imposible pensar que una policía municipal pueda proteger a su comunidad, incluso ellos mismos, de la violencia que genera la guerra del narcotráfico. Al interior de los estados, simplemente el gobierno no existe, se desinstitucionalizó.

Hace falta una reforma a los artículos 115 y 24 constitucionales. El gobierno federal debe delimitar las funciones de los gobiernos locales para encontrar solución a un conflicto que cada vez se parece más a un belicismo terrorista. Los gobiernos estatales cuentan con los recursos suficientes para ordenar de un modo más humano a los municipios que componen su territorio; pero no les interesa. Los municipios ya no reciben escasos recursos como en el pasado, precisamente con Carlos Salinas de Gortari se institucionalizaron las participaciones y dietas locales -en la perspectiva de su tesis doctoral los recursos redirigidos a las comunidades locales detonarían el progreso y cambio social-; empero, el municipio se convirtió en una institución diseñada para el fracaso y, ahora, para ser la puerta de entrada a la delincuencia organizada.

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