Última llamada
En la pandemia hemos descubierto las virtudes y habilidades secretas de muchas. Aparecieron epidemiólogos, demógrafas y ahora matemáticos
Muchas se atreven a calcular en cuántos años terminarán de vacunar a los 130 millones de mexicanos según las dosis que se administran hasta ahora.
Una escritora se atreve a sostener que se use a las farmacias para que vacunen un millón de dosis diarias, aunque no tengan los refrigeradores para preservar las vacunas.
Lo único que le falta considerar a esos sesudos análisis es cuántas vacunas hay en México, cuántas están llegando y en que tiempo llegarán las vacunas que ha comprado el gobierno. Y en efecto, tomará mucho tiempo vacunar a todos, aunque no se pueda llegar por ningún motivo al millón que pide la escritora.
Los gobiernos se enfrentan a la evaluación de sus sociedades con la velocidad de vacunación, ninguno quiere enfrentar la furia ciudadana por falta de vacunas, y las farmacéuticas carecen de la capacidad de producción que reclama el mundo, así que los que tienen más saliva tragan más vacunas.
Así que nuestras matemáticos tropicalizados pueden descansar. Sus cifras no sirven para nada, a menos que agitar las aguas a lo tonto tenga para ellos alguna utilidad.
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