Xochitl Patricia Campos López
Reza una canción mexicana que la más grande pobreza es la que se lleva en el alma, el himno de José Alfredo Jiménez dice que la idiosincrasia de nuestra condición nacional es la inconformidad, nada es suficiente para atenuar un odio que estalla desde los orígenes mexicanos y que se hereda de la hispanidad. El faccionalismo, el odio entre hermanos, ha permanecido en México desde la época colonial y subsiste como una de las graves herencias que forman el legado español. No es verdad que AMLO polariza el país, los avanzados conquistadores españoles católicos dejaron una fórmula infalible para controlar el territorio: divide y vencerás. Probablemente los aztecas se parecían al barbarismo nazi, pero los estrategas de las mercedes españolas son como los pinches gringos que se la pasan dividiendo a toda la humanidad para seguir siendo la superpotencia, sólo que los españoles son absolutamente ineficaces.
Hispanidad es empobrecimiento, una forma de imperialismo espiritual o colonialismo interno que impone -por el espurio derecho- de sangre, a los criollos y peninsulares por encima de los demás. El rencor contra España es un trauma que se representa en el también agresivo y racista: “Mueran los Gachupines” del grito de Miguel Hidalgo y Costilla, el único alarido que se puede vociferar libremente el único día que nos sentimos orgullosos de nuestra verdadera patria. Exclamación paradójica que se traduce en esa otra canción de Eduardo Aute que clama orfandad: ¡Quiéreme!
Las marchas de Frenaaa, Va por México, la que busca defender al INE; no han podido salvar lo que se nota a leguas: el racismo, aporofobia y clasismo que los distingue. A la derecha, como a la izquierda, las distingue la falta de honestidad cuantificadora. Eso también dice mucho respecto de pensar la democracia, si no sabemos contar, ¿para qué queremos elecciones representativas? Dichas marchas son procesiones que desparraman el casticismo y criollismo español que representa esa pigmentocracia espantosa y ridícula patrocinada por las oligarquías empresariales como el Grupo Monterrey. ¿Dónde está el Pueblo que dice Santiago Creel? ¿Cuándo han sido Pueblo? No son pueblo por comer memelitas y gorditas al confundir un evento político con una kermesse. Hacen el ridículo, y la gente que va pasando en la calle se los grita. ¿Recuerdan a ese señor que les mostró cuál es la fuerza que verdaderamente mueve a México? ¡Ay Fernanda! ¡Cuántas pendejadas dices! Hasta tú te crees que no pareces mexicana y que, por eso, te ganas el derecho a dirigir a los demás.
Al hispanismo casticista conservador que se representa en la coalición de ultraderecha le hace falta dejar trabajar al presidente. La administración pública federal ha hecho un gobierno decente en circunstancias gravísimas provocadas por el neoliberalismo local y mundial. El que no sabe trabajar es Gilberto Lozano y sus secuaces de la Colonia Española que sólo se han dedicado al expolio a lo largo de la historia nacional.
¡Qué falta les hace mirar completo al país!, ¡Qué falta le hace a la gueritocracia del país, darse cuenta que no son el centro del universo! ¿Ya fueron a ver Wakanda Forever? ¿Cuándo van a descubrir lo que es México? ¿Cuándo van a querer esta bendita tierra que les ha dado tanto? Los hijos de la chingada son ustedes por defender a Lorenzo Córdova, no los demás por ser hijos de la Malinche.
Aunque la gueritocracia se identifica con el norte del país, carácter regio dicen algunos, en realidad no conocen el norte, no saben vivir fuera de sus terruños. Al llegar a Estados Unidos todos somos una cosa: Mojados. Ilustrados o analfabetas, burgueses o pobres, del Grupo Monterrey o de las comunidades más humildes mexicans, egresados de las mejores o peores escuelas del país, del campo o la ciudad. Ojos de mar, de esmeralda, de brandy, de capulín, de regalo o de perro. Todos somos Mojados, como Namor.
En beneficio de los gachupines puede decirse que el racismo de los gringos si es en serio, y nada más por eso deberíamos ponernos a trabajar en construir una nación verdadera. Al llegar a Estados Unidos todos los hispanos, incluidos los de España, Cuba, Filipinas, Puerto Rico, etc., se vuelven una sola cosa MEXICANOS, y que le pregunten a Donald Trump para salir de dudas. Si los españoles fueran listos en serio, ya deberían haber construido el discurso de “Mexicanos de todo el mundo, uníos”, pero sólo sirven para amarrar mulas y conejos; y hacerlos pelear, como bien decía de ellos Adolfo Hitler. Pero la Hispanidad es fracaso pleno, han sido varias ocasiones que ha tenido la posibilidad de dominar el mundo y siempre se pierden las oportunidades por lo mismo.
Los habitantes de la península ibérica, sobre todo en la época contemporánea, incluso guardan afecto y consideración por Latinoamérica. En cambio, las comunidades hispánicas en Latinoamérica -denominadas en sentido migratorio: colonias españolas- guardan un racismo terrible contra las naciones hijas de España y un casticismo hispanista semejante al derecho de sangre que tanto procuraba la Santa Inquisición.
Eso es lo que van a mostrar a sus marchas y procesiones. ¿Y qué se puede decir de la alta clerecía mexicana? ¿Qué les diría Jesús señores Obispos? ¿Recuerdan eso de que había que oler a Pastor y menos a Perfume como lo expreso Bergoglio? ¡Cuánta pena por el catolicismo oficial! Una vez más demuestran que quieren destruir a México. Por eso crece Santos Malverde, la Santa Muerte, San Judas Tadeo, el Niño Huachicolero, la Luz del Mundo, la Teología de la Liberación, etc. El 90% de los mexicanos son católicos, es verdad, pero ya no están apoyando a sus autoridades eclesiales.
La guerra civil que vive México no comenzó en 2018. La guerra fratricida ha sido el mecanismo que provocan los extranjeros que buscan controlar el país, así comenzó la historia nacional, así ha seguido y sólo cuando el nacionalismo mexicano se imponga, entonces habrá posibilidades de conquistar el mundo, como lo temían George Friedmann y Francisco Franco.
Pancho Villa ya está peleando por todas partes de México y ni la colonia española ni los gringos son inmunes a su violencia, históricamente lo saben. Ese fierro de Villa lo sigue invocando la colonia española como si sólo fuera una caricatura, tienen la muerte enfrente; pero no la quieren tomar en serio. Pancho Villa sí es el novio de la muerte, dejen de provocarlo porque a todos nos va a lastimar.
El sistema electoral del país, nuestro México, se tiene que namorizar; se acabó España, se acabó la hispanidad, hay que ponerse a construir la mexicanidad.
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