Xochitl Patricia Campos López
La consigna “origen es destino” manifiesta una realidad inexorable frente a la cual las personas intentan escapar. Sin embargo, para muchos es difícil asimilarse a nuevos hábitos y a ambientes distintos al propio; basta un ligero acercamiento a las características originales para que la memoria y conducta nativa se hagan presentes y desaten el caos. El dilema entre enfrentarlas o rendirse a ellas empuja a la persona a un laberinto. Nancy De la Sierra es priista y nunca dejó de serlo, con todo lo que eso implica.
La identificación de la Senadora poblana con las viejas camarillas del poder local se suma a otros mensajes para que Alejandro Armenta se separe de Morena. Las consignas y retos planteados por De la Sierra contra Armenta significan señales contundentes, inclusive de algunos mecenas, caciques y líderes del círculo interno armentista que ven un severo conflicto entre las tendencias morenistas poblanas y Alejandro Armenta. El rechazo del Consejo Estatal Morenista hacia el perfil político del Senador Armenta es absoluto -como dice la Senadora- y, por lo tanto, Armenta debería considerar seriamente la salida del Movimiento de Regeneración Nacional. Y nada es más cierto, dentro de Morena todo parece indicar que, si Armenta es candidato a la gubernatura por parte de Regeneración Nacional, todos los grupos destacarían su pertenencia al marinismo y melquiadismo para perjudicar, inclusive, la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum.
Nancy De la Sierra se ha constituido como la portavoz del mensaje críptico, de la invitación al armentismo para apurar su ruptura con Morena y el acercamiento al Frente Amplio por México, donde su candidatura sería ideal gracias al nivel de competitividad alcanzado por el Senador oriundo de Acatzingo, Puebla.
Alejandro Armenta, conforme a diversas encuestas locales, ha logrado un posicionamiento efectivo. Por otra parte, es evidente que el proceso interno morenista para designar al coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación se ha empantanado de una forma tal que, lo único que queda claro, según lo manifiesta De la Sierra, es que Armenta no cuenta con el apoyo partidista a nivel estatal y nacional.
El candidato que el Frente Amplio ha venido cultivando, el alcalde Eduardo Rivera, no tiene números ni ánimos para representar una candidatura opositora a Morena.
Nancy De la Sierra ha expuesto de la forma más cruda y amistosa, la infidelidad que predomina entre el senador Alejandro Armenta y el Movimiento de Regeneración Nacional. Al mismo tiempo, ha planteado una opción que sería la ideal para todos los frentes políticos: la ruptura amable con Morena
y la articulación de un escenario de elecciones competidas en Puebla donde, finalmente, el rol de viejo régimen y el nuevo orden político queden delimitados en los campos partidistas.
La aparición de Nancy De la Sierra también permite asimilar la información del contexto político poblano de una forma precisa. Las élites políticas del antiguo régimen poblano están preocupadas porque ya no pueden disfrazarse, se han agotado todos sus máscaras y fachadas. Como en el caso de la propia senadora De la Sierra, no queda otra cosa que la realidad: enfrentar al progresismo morenista con todos los elementos que sean necesarios.
Alejandro Armenta constituye la última oportunidad para que las viejas instituciones y el orden oligárquico medieval de la entidad persistan. Y si corresponde que los partidos en Puebla deban proponer candidatas debido a la configuración legal de la equidad de género, Nancy de la Sierra está más que preparada para tomar la estructura del viejo régimen que hasta el día de hoy había apoyado al Senador Armenta. Los trabucos están preparándose.
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