Diario de un reportero
Miguel Molina
El último día de junio de hace seis años, Javier Duarte de Ochoa les dijo a los periodistas de Poza Rica – y por extensión a los periodistas veracruzanos – que se portaran bien. "Todos sabemos quiénes andan en malos pasos", declaró el entonces gobernador. "Vamos a sacudir el árbol y se van a caer muchas manzanas podridas". A fin de cuentas, la única manzana podrida que cayó fue el propio Duarte de Ochoa.
Esa no fue la única bravuconada del ex gobernador. Seis meses después emprendió una campaña contra el periódico Notiver, al que acusaba de recibir línea política de su enemigo Miguel Ángel Yunes Linares. La calumnia no prosperó, pero quedó como muestra de lo que estaba dispuesto a hacer el inquilino de Palacio de Gobierno.
Vino al gobierno Miguel Ángel Yunes Linares, y cuando la policía amenazó a reporteros de Veracruz y Boca del Río, en vez de preocuparse por el caso, pidió al director de alcalorpolítico.com que presentara una denuncia en vez de especular (sic), y declaró que había periodistas trabajando para grupos de delincuentes.
Pero el propio gobernador, que hizo eco de los señalamientos de Duarte de Ochoa, nunca dio a conocer quiénes eran los reporteros vinculados con la
delincuencia organizada, aunque ya había una denuncia formal que la Procuraduría o la Fiscalía (el mismo infierno con diferente diablo) no se molestó en investigar.
Ni Duarte ni Yunes han sido los únicos gobernadores que han agredido a la prensa que no les rinde pleitesía ni canta las virtudes del poder. Pero los medios cuentan la historia de cada día porque lo que hace o deja de hacer el gobierno – cualquier gobierno – tiene consecuencias en las vidas de los veracruzanos.
En agosto del año pasado, el secretario de Gobierno Eric Cisneros amenazó a El Dictamen de Veracruz (el que se lleva se aguanta, dijo Cisneros en las redes sociales) porque el diario publicó un editorial en el que se afirmaba que el funcionario había traicionado a su madrina política, la secretaria de Energía Rocío Nahle. La reacción del secretario de Gobierno evidenció que el comentario había tocado un nervio, pero no pasó nada.
En abril de este año vimos – o escuchamos, o leímos – que Cisneros amenazó con demandar a Notiver porque publicó que una presunta investigación de la secretaría de Hacienda había llevado a congelar algunas cuentas bancarias. El funcionario no presentó la demanda, hasta donde se sabe.
Y esta semana, voces todavía anónimas de Palacio acusan por extorsión a Joaquín Rosas Garcés, director de alcalorpolítico.com, como si no fuera claro que es un pretexto para justificar y ocultar la represión autoritaria y el intento de castigar la libertad de expresión que este medio ejerce. Y fueron más allá: lo amenazaron con vengarse si denunciaba el origen de esa calumnia.
Nadie votó por eso. Quienes votaron por Morena querían que las cosas fueran de otro modo, sin las perversiones de antes, de siempre, y esperaban que el gobierno fuera un asunto público y transparente, sin ultrajes de ninguna forma. No fue así, y el caso de alcalorpolítico.com es un botón de la muestra más reciente. No se vale que el gobierno – de cualquier color – use su poder para callar lo que otros piensan.
Desde el balcón Desde los días de dulces nombres, jueves, viernes, domingo de antes, uno busca en el cielo del crepúsculo. Venus no se ve pero ahí está, y más allá está Saturno y luego Júpiter, y hay nubes grises y negras no muy lejos.
Uno prueba la malta, tal vez privilegio de achichincles, alcahuetes, aprendices de carterista, arrogantes, blanquitos, calumniadores, camajanes, canallines, chachalacas, cínicos, conservadores, corruptos y corruptazos, deshonestos, desvergonzados, espurios, farsantes, fichitas, fifíes, fracasos, fresas, gacetilleros vendidos, hablantines, hampones, hipócritas, huachicoleros, ingratos e intolerantes, ladrones, lambiscones, machuchones, mafiosillos y maiceados, majaderos, malandrines y malandros, maleantes, malhechores, mañosos, mapachada de angora, matraqueros, megacorruptos, mentirosillos, minoría rapaz, mironas profesionales, monarcas de moronga azul, es decir periodistas en el discurso presidencial, que mancha lo que toca.
Y escribe la historia de lo inmediato.
Notiver
Y este domingo Notiver cumple años, y con Notiver cumplimos pocos o muchos años de informar lo que pasa y decir lo que pensamos, sin pedir permiso. Me incluyo en el abrazo a los colegas, de talleres a voceadores, de reporteros y fotógrafos a columnistas, y al propio Alfonso Salces, con quien uno bebe café y conversa sin que pase el tiempo.
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