Xochitl Patricia Campos López
Aunque se da por hecho que la extinción del Partido de la Revolución Democrática es una realidad, el surrealismo de la política mexicana no siempre permite la lógica en los escenarios que están sucediendo.
Si el PRD se acaba, con ellos se van las etapas más significativas de la historia que la izquierda mexicana ha tenido en la trayectoria institucional de los partidos políticos. La conformación del PRD, exponía la académica Silvia Gómez Tagle, evidenciaba que la izquierda mexicana era intermitente e inexistente; requería la escisión priista para plantear un reto significativo al partido hegemónico PRI. El PRD se volvía el primo feo del Partido de Estado. De hecho, el antiguo Partido Oficial ha seguido la ruta del transformismo inmortal para colonizar y sobrevivir –como virus- en la mayor parte de los partidos políticos.
Aunque muchas izquierdas desarrollaron convergencia en la Revolución Democrática, debe destacarte el papel que tuvo el cardenismo y neocardenismo. Marco Aurelio Sánchez señalaba que la Familia Revolucionaria enfrentó la crisis mayor cuando su rama más grande decidió romper con el arbitrio del presidente de la república. El PRD se volvió la Iglesia sin fieles del cardenismo y así se quedó.
El cardenismo es uno de los metarrelatos más importantes de la ideología de la revolución mexicana que también enfrenta el orfanato en el régimen de la Cuarta Transformación. Con el fin del PRD se impone el lopezobradorismo como credo vigente del nacionalismo revolucionario, probablemente el cardenismo se convierta en un fetiche de los historiadores, así como un referente de nuevos partidos políticos en el futuro.
Las razones del fin perredista son variadas, los signos de descomposición van desde el tribalismo hasta la proximidad con el neoliberalismo del PRIAN. El cardenismo, como ocurrió con el lombardismo, será un referente del pensamiento político mexicano y la proyección de políticas que intentaron modernizar el país conforme el sentimiento popular de las masas desprotegidas. Sólo el futuro lejano pondrá en el balance justo el cardenismo y lopezobradorismo.
El PRD se marcha sin lograr la influencia efectiva de la socialdemocracia y con el fracaso a cuestas de la revolución interrumpida.
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