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Primor. ¿Coalición Hegemónica?

Xochitl Patricia Campos López

La cooptación del dirigente nacional del PRI por parte de los intereses legislativos del presidente de la república deja entrever que las posibilidades de que MORENA se transforme en un partido dominante rumbo a las próximas elecciones estatales y federales, no deben descartarse. El PRI tiene el modelo corporativo que le hace falta al Movimiento de Regeneración Nacional para estructurar sus bases sociales y desarrollar una geografía militante más que necesarios en el futuro próximo.

López Obrador hizo llamamientos firmes al PRI para identificarse en la lógica de los partidos de masas junto a MORENA desde la clásica monografía duvergeriana. El populismo resulta exitoso donde los institutos políticos se desarrollan a partir de fieles creyentes, las masas requieren de una vanguardia y dirección burocratizada autocrática que ha faltado en Morena, pero que en la larga trayectoria histórica del PRI resulta una constante. La amplia base electoral que concedió el triunfo a López Obrador en 2018 no ha podido ser organizada por la presencia de liderazgos carismáticos morenistas que se niegan a abandonar sus lugares preferentes, así como sus privilegios. EL PRI solucionó la cuestión de los liderazgos a partir de la institucionalización y los pactos de gobernabilidad. El Partido Oficial fue, por antonomasia, el partido de masas latinoamericano, jerarquizado, populista, corporativista, disciplinado y nacionalista; todo aquello que MORENA quiere ser y le cuesta trabajo alcanzar.

La cooptación del PRI por parte del presidente López Obrador es una llamada de atención a las tribus morenistas que no han podido funcionar de forma orgánica, que carecen –en todo sentido- de políticos profesionales, sobre todo en la facción autoconcebida como purista. No obstante, la imbricación entre el PRI y MORENA también lleva a cuestionarse sobre la forma en que la rediviva presidencia imperial representará el papel de primus inter pares respecto a la Familia Revolucionaria y demás poderes fácticos que integraron la coalición gobernante durante el pacto de dominación de 1929-2000.

El PRI y MORENA tienen un futuro visible de alianzas electorales exitosas en las contiendas próximas, algunos consideran que no existen los términos adecuados para formar el monstruo terrible que constituye el PRIMOR Hegemónico. No obstante, existe más lógica de combinación entre el Revolucionario Institucional y Regeneración Nacional que entre los panistas y perredistas.

El PRI es un tropo significativo para la dominación de MORENA, en términos ideológicos resulta una combinación óptima entre el liberalismo tardío mexicano y las fuerzas históricas populistas. Quizá la unidad de estas fuerzas pueda honrar y dar coherencia a las demandas que la revolución mexicana planteó y que, incluso el PRI, no fue capaz de cumplir a tiempo.

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