Diario de un reportero
Miguel Molina
Pasó otra semana, y los políticos fueron de aquí para allá y dijeron esto y ofrecieron lo otro con la esperanza y las ganas de ocupar la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa (sic) de la Cuarta Transformación, porque quien gane en este debate que no es será candidata a la Presidencia.
Las campañas presidenciales que todavía no son están a todo lo que pueden, que no es poco. Hay muchos precandidatos, y se gasta – porque se necesita – mucho dinero. La semana pasada recordé que Shakespeare se preguntó qué hay en un nombre. Y uno respondió que si lo que llamamos rosa tuviera otro nombre tendría el mismo perfume.
Los colegas con sentido del humor tendrían que hablar con los asistentes a lo que en otro tiempo se conoció como mítines de partido, y preguntarles qué parte de lo que dijo quién en cuál discurso le pareció más importante. Y por qué. Pero los colegas dejaron de ser curiosos. Y los candidatos dejaron de ser interesantes.
Negritud y transparencia
Tan es así que al parecer nadie ha hecho cuentas en el caso de los libros sobre minorías étnicas en Veracruz y el candidato que quiso ser. Para la prensa local
sería fácil saber cuánto cuesta imprimir un libro – en qué papel, con qué calidad, cuántos ejemplares –, cuánto tiempo se toma el proceso, y cuánto cuesta alquilar un anuncio espectacular, o en los camiones, o donde quiera que sea. El portal de la Editora del Estado es inaccesible.
Tampoco sería difícil saber cuántos libros se han vendido, a qué precio, dónde van a parar las ganancias (a qué hospitales de dónde) Las matemáticas no mienten. En fin. Ars longa y todo eso. Tal vez ya no habrá más espectaculares, pero sería bueno saber cómo se pagaron, y quién los pagó.
Por encima de todos los partidos
Y como se hace lo que se puede y no lo que se quiere, porque la política es así, la alianza Mexicolectivo reunió a políticos de todos tiempos y de todos los partidos (PRI, PAN, PRD, MC), a ex funcionarios de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, y a intelectuales, periodistas y activistas, en una plataforma "por encima de los partidos".
Al parecer, esta organización – plataforma, le dicen ahora – hizo consultas populares sobre veintisiete temas, y más de doscientos veinte expertos opinaron sobre la necesidad de una reforma integral al sistema educativo, de hacer cambios en el sistema nacional de salud, la urgencia de regresar a los militares a los cuarteles y confiar la seguridad a las policías locales.
El documento, que todavía no está disponible en el portal de internet de la organización, aborda temas como México en paz y con desarrollo; paz, concordia y democracia; igualdad y calidad de vida; pobreza y desigualdad; prosperidad; marginación y discriminación, y globalización y medio ambiente.
Los abajo firmantes de la declaración reconocen que México es un país engañado y explotado, fundado en un sistema de privilegios, de complicidades y de favores, en el despojo de los frutos del esfuerzo de millones de mexicanos, pero no piden disculpas por lo que hicieron sus partidos cuando estuvieron en el poder.
Porfirio Muñoz Ledo
Lo conocí hasta donde pude. Lo entrevisté varias veces en foros académicos y en escenarios políticos, y varias veces conversamos frente a un trago, o dos, envueltos en el humo de Benson&Hedges, sobre la cosa pública, la educación, lo que estábamos leyendo en esos días, música, cosas de las que hablan quienes no tienen recuerdos en común.
Una mañana en busca de una camisa de algodón peinado en El Paso, me explicó que en la política no puede – o no debería – haber enemigos. Hay adversarios, me dijo cuando entramos a la tienda. El odio, que es lo que uno siente por un enemigo, es para los que no saben cómo se hace, cómo es, qué es la política.
Lo bueno es que muchos piensan que usted es el político más completo de México, le dije un día. Muñoz Ledo sonrió. Lo malo es que usted lo sabe. Soltó una carcajada. La historia juzgará lo que hizo y lo que dejó de hacer. Descanse en paz, licenciado.
Desde el balcón
Acá es canícula. Sirio llevaba varios días junto al Sol en el cielo y nos hizo sudar a todos. Pero anoche hubo tormentas que desgajaron árboles y alzaron olas
furiosas en los lagos, y amenazan con volver. Uno prepara un gin&tonic, baja la cortina y oye al profesor Bach mientras mira las hojas inmóviles.
Comments