Última llamada
Impresionante la respuesta europea frente a la tragedia ucraniana que hasta ahora ha expulsado a 2 millones de personas. Loable la gran solidaridad con aquellos que han sido expulsados de su ambiente llevando consigo solamente lo que cabe en una maleta y en ocasiones en una bolsa.
Más impresionante fue la respuesta de la misma Europa ante los expulsados del oriente, cómo olvidar las imágenes del rechazo a los refugiados sirios, que también llegaron a los 2 millones.
Intentemos una explicación ante el contraste evidente:
1) Hay islamofobia en Europa derivada en parte de la llegada de islámicos radicales que tratan de imponer su ley a todos los países de acogida; llegada de gente con bajo nivel educativo que ha aprendido a vivir del sistema de bienestar europeo; actitud de poca predisposición a integrarse al país de acogida; expresiones violentas de ciertos grupos radicales; infiltración de grupos terroristas entre las comunidades que no necesariamente los apoyan y contaminan la relación de esas comunidades con los países de acogida.
2) Los ucranianos son similares a los europeos, no solamente en términos raciales sino económicos, culturales y religiosos, son comunidades más educadas y tal vez con la predisposición a integrarse, cuestión que requiere Europa ante sus graves problemas demográficos.
No hay duda que hay un componente racista, como hemos visto en el maltrato a refugiados africanos tanto por los ucranianos como por los polacos que han marcado muy clara la diferencia con los otros y tal vez en el fondo está la resistencia la morenización de Europa.
La sacudida ucraniana debe ser un llamado sirviera para promover una solidaridad indiscriminada, pero más que nada, promover la paz y quitar la sed de sangre para imponer proyectos políticos y personales que causan dolor y pena en millones de personas.
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