Xochitl Patricia Campos López
Aunque probablemente resulta complicado medir el impacto de internet en las elecciones, el gobernador de Nuevo León con licencia está planteando un reto generacional contra la clase política mexicana que resulta digno de análisis. Samuel se ha auxiliado de las redes sociales que Mariana Rodríguez, su compañera de vida, ha estructurado como influencer y en las que plantea un clima de opinión distinto de las discusiones progresistas y derechistas que polarizan la política mexicana.
La efebocracia plantea un mundo raro que puede constituirse como una brecha donde, cada vez más, los jóvenes deciden abrevar para escaparse de una realidad que no les concede mucha atención ni oportunidades. Pero el internet no sólo es un anestésico o distractor, es verdad que construye una realidad nueva, como está ocurriendo con los debates alrededor de la Inteligencia Artificial y las TICS (Tecnologías de la Información).
Andrés Oppenheimer desarrolló algunas obras de estudio sobre la futurología tecnológica donde precisa la importancia de la adaptación educativa y laboral para un futuro distópico, que la Pandemia del COVID-19 y la crisis económica del neoliberalismo han acelerado exponencialmente. En los distintos espacios laborales cada vez resulta más difícil negar la automatización y digitalización; no sólo hay que entrar al nuevo mundo cibernético de la programación sino hay que hacerlo bien. Este es el caso de Samuel García y Mariana Rodríguez, como otros influencers y líderes de opinión digitales, que hacen muy bien su activismo digital.
En pocos días, más allá de la novedad, el aspirante presidencial de los tenis fosfo y la influencer carismática evidencian la enorme distancia entre los jóvenes mexicanos globalifílicos y una clase política primitiva; con todo y que Movimiento Ciudadano tiene una dirigencia caciquil que constituye la mejor representación del hecho.
¿Ocurrirá con Samuel García lo mismo que con el Partido Verde? ¿Desperdiciarán el voto y apoyo de la efebocracia? El PVEM se ha olvidado de la penetración que consigue en una clase media aspiracionista y moralizante, ha decidido operar bajo un esquema de suripanta satélite. El empuje norteño de Samuel García es una primavera naranja entre un PRIANRD desfondado y una Morena contradictoria; la decisión es de Mariana Rodríguez.
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