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Sarcasmos


Guillermo Farber

El único crimen es el orgullo; el único pecado es la soberbia.

OTLA VEZ ALOZ

Anuncian que la SCT (Secretaría de Comunicaciones y Transportes) cambiará su nombre a SICT (Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes), conservando objetivos, funciones, personal, mañas, prejuicios y demás. O sea, como gran medida “progresista”, vuelven a lo de antes. ¡Ay, estos burócratas!

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR Esta crónica demuestra que la burocracia tiene una afición tenaz por el gatopardismo (cambiarlo todo para que todo permanezca igual). Cita tomada de: http://sct.gob.mx/carreteras/direccion-general-de-conservacion-de-carreteras/antecedentes/

“A partir de 1574 los cambios que se abrieron en el territorio nacional fueron auspiciados por el sistema de ‘Consulados’, por lo que al finalizar la época colonial el país contaba ya con una pequeña red carretera y caminos de herradura.

Ya en la época independiente, entre 1821 y 1861 las funciones correspondientes a la obra pública se encontraban diseminadas en diversas instancias, hasta que el Presidente Juárez las integró en la Secretaría de Fomento, Comunicaciones y Obras.

En 1891 se crea la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), la cual tenía a su cargo la planeación, construcción y conservación de los caminos del país. Posteriormente, en 1917 y dentro de la Secretaría, fue constituida la Dirección de Caminos y Puentes.

En 1925 se integra como organismo público descentralizado la Comisión Nacional de Caminos. En 1958, el Congreso de la Unión aprobó las modificaciones a la Ley de las Secretarías y Departamentos de Estado, que establecían la separación funcional de la Obra Pública de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

En 1960 se crean las Direcciones Generales de Construcción de Carreteras Federales, Carreteras en Cooperación y de Conservación de Carreteras Federales, esta última dedicándose a la construcción y conservación de red estatal y federal de carreteras, en coordinación con las autoridades locales responsables.

Para 1970, la Dirección General de Conservación de Carreteras Federales cambió su denominación a Dirección General de Conservación de Obras Públicas, teniendo a su cargo el mantenimiento de la red nacional de caminos tanto federales como estatales y vecinales. Esta Dirección General estaba integrada por los Departamentos de Obras, Técnico, de Proyectos, de Programación y Presupuesto y de una Oficina Administrativa.

Conforme a las modificaciones aprobadas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en 1982, desaparece la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas y se transfieren a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes las funciones de infraestructura y con ellas las de construcción y mantenimiento de la red nacional de caminos, a cargo de la Dirección General de Conservación de Obras Públicas.

En 1987, la Estructura Orgánica de la Dirección General de Conservación de Obras Públicas se fortalece al elevar el nivel jerárquico de los Departamentos de Obras, Precios Unitarios, Normas Técnicas y Concursos de Proyectos al de Subdirección, a fin de dar cumplimiento a los programas encomendados. Esta estructura quedó registrada ante la Secretaría de Programación y Presupuesto el 16 de junio del mismo año con un total de 21 órganos.

El 17 de noviembre de 1989, como resultado de los ajustes efectuados en el Sector Público, esta Unidad Administrativa cambió su denominación a la de Dirección General de Construcción y Conservación de Obra Pública.

Según el Diario Oficial del 19 de marzo de 1994, se publicó el Reglamento Interior de la Secretaría, en el que se modificó el nombre de esta Unidad Administrativa al de Dirección General de Conservación de Carreteras con iguales funciones.

En noviembre de 1995, la Coordinación Sectorial de Energía e Industria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (S.H.C.P.), autorizó la estructura orgánica y ocupacional no básica con vigencia a partir de agosto del mismo año.

En noviembre de 2007, se autorizó la hoy vigente estructura orgánica.”

O sea, gatopardismo puro: cambiarlo todo en apariencia, para que nada cambie de fondo. Ahora ahí van oooootra vez. Y cada capri.. digo, trascendental salto cualitativo y crucial avance evolutivo, nos cuesta a los contribuyentes.

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