Elio Masferrer Kan
El papa Francisco cumplió 87 años el 17 de diciembre pasado y en varias oportunidades fue a exámenes médicos, se mueve en una silla de ruedas y cada vez más suenan en los pasillos vaticanos los aires de la sucesión papal. El Obispo de Roma está preparando su sucesión y constantemente designa cardenales que pueden coincidir con su proyecto. En este contexto llama la atención el discurso del papa este 28 de febrero a los obispos de la iglesia armenia.
Con motivo de una visita de los obispos del Sínodo de la Iglesia patriarcal armenia de Cilicia, este se refirió a que había que evitar el “adulterio pastoral”. Dicha Iglesia está en comunión con Roma y es parte de las 24 iglesias católicas de ritos orientales (9% de los católicos romanos). Sus sacerdotes se casan y los exarcas (obispos) son elegidos por el Sínodo y ratificados por el Papa, entre los religiosos que son célibes. Es una iglesia pequeña cuya sede está en Beirut (Líbano) y tiene presencia en Medio Oriente, Brasil, Argentina, Europa y Estados Unidos. Francisco les recordó que los obispos “estamos comprometidos a custodiar la fe, fortalecer la esperanza y difundir la caridad de Cristo”. Pues “una de las responsabilidades del Sínodo es designar a los obispos del mañana”. Que podría leerse como el Cónclave que designa al papa, que también es el Obispo de Roma.
El Papa dio un perfil para las designaciones, y es aquí donde expone las características de quien pretende que sea su sucesor: “fieles al cuidado pastoral, nunca arribistas. No deben ser escogidos según las propias simpatías o tendencias, y hay que tener mucho cuidado con los hombres que tienen 'olfato para los negocios' o los que 'siempre tienen una maleta en la mano', dejando huérfano al pueblo. Un obispo que ve su Eparquía como un lugar de paso a otra más "prestigiosa" olvida que está casado con la Iglesia y corre el riesgo -permítaseme la expresión- de cometer "adulterio pastoral". Lo mismo ocurre cuando se pierde el tiempo negociando nuevos destinos o promociones: los obispos no se compran en el mercado, es Cristo quien los elige como sucesores de sus Apóstoles y pastores de su rebaño.” Continuó contextualizando:
“En un mundo lleno de soledad y distancia, los que nos están confiados, deben sentir de nosotros el calor del Buen Pastor, nuestra atención paterna, la belleza de la fraternidad, la misericordia de Dios. Los hijos de su querido pueblo necesitan la cercanía de sus obispos. Sé que, en gran número están dispersos por el mundo y, a veces, en vastos territorios, donde es difícil ser visitados, se trata sobre todo de caridad pastoral, de buscar y promover el bien con mirada y apertura evangélicas.”
También lanzó una rama de olivo a sus detractores: “Acuérdate, [Señor,]... de quienes en la estirpe humana son nuestros enemigos, pero para su bien: concede a ellos perdón y misericordia». Y, además, con una impresionante actualidad profética escribía: «No extermines a quienes me muerden: ¡conviértelos! Extirpa la viciosa conducta terrena y arraiga la buena conducta en mí y en ellos» (Libro de las Lamentaciones, LXXXIII).”
“Quisiera compartir con ustedes otro aspecto que siento como prioritario, qué estén bien preparados sus Sínodos” (o el Conclave que designará su sucesor), los problemas cuidadosamente estudiados y sabiamente evaluados; las soluciones, siempre y sólo para el bien de las almas, se apliquen y verifiquen con prudencia, coherencia y competencia, asegurando sobre todo la plena transparencia, incluso en el campo económico. Las leyes deben ser conocidas y aplicadas no por formalismo, sino porque son instrumentos de una eclesiología que permite incluso a quien no tiene poder recurrir a la Iglesia con pleno derecho codificado, evitando las arbitrariedades del más fuerte.”
Deben servir “al Pueblo de Dios con la alegría de la caridad, no con la rigidez y la repetitividad estéril de los burócratas. En todo, esperanza: aunque la mies sea mucha y los obreros siempre pocos, contemos con el Señor, que hace maravillas en los que confían en Él.” Este discurso está orientado cómo: “Te lo digo Juan, para que lo escuche Pedro”
Francisco es consciente que no puede elegir a su sucesor, pero sí puede designar y lo ha hecho, a quienes designan a su sucesor. Evitó nombrar a quienes ocupaban arquidiócesis consideradas “sedes cardenalicias”, a las cuales habían llegado después de fuertes confrontaciones con sus rivales y se consideraba que el Papa seleccionaría de allí sus cardenales. Los “congeló” y designó obispos a sacerdotes marginados por sus posturas innovadoras, y de entre estos, posicionó a obispos de segundo rango e incluso auxiliares, quienes habían sido “descartados” por los obispos conservadores y arrinconados en diócesis poco importantes. Allí buscó sus cardenales y confía que estos serán quienes en forma ecuánime designen un nuevo papa con visión misionera.
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH
Mas información sobre esta rama del catolicismo oriental puede consultarse en:
https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/february/documents/20240228-sinodo-armeno.html https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2016/06/23/brec.html
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/09/24/communio.html: https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_cat%C3%B3lica_armenia
Es distinta a la Iglesia Gregoriana Apostólica Armenia:
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