Divagaciones de la Manzana
Martha Chapa
Una de las constantes del presidente López Obrador, desde que asumió la presidencia del país, han sido los ataques a periodistas y medios de comunicación.
Ahora, una vez más lanza su ofensiva, reiteradamente en el caso de Carlos Loret de Mola, a todas luces abusiva e improcedente.
Ataques, que tienen implicaciones tanto contra la libertad de expresión como violatorias a los derechos ciudadanos, además de poner en riesgo la vida y los bienes del periodista.
La crítica descomunal hacia Loret de Mola, se explica pero nunca podrá justificarse, y parte de las revelaciones que él hizo sobre el estilo de vida del hijo del presidente José Ramón López Beltrán y el presunto delito de tráfico de influencias o conflicto de intereses, dado que su esposa Carolyn Adams, ha conseguido contratos millonarios en Pemex para la firma donde se dice presta sus servicios.
Por otra parte, al dar a conocer los ingresos del periodista, el presidente incurre tanto en la violación del derecho a la privacidad, como en el uso indebido de la información confidencial del SAT.
Así también, pone en riesgo la integridad y seguridad personal del periodista y su familia, e igual lo desprestigia y hasta puede interpretarse en las inmediaciones del infundió y la calumnia.
Las reacciones contra el presidente no se hicieron esperar, en el gremio periodístico y en la sociedad civil, con notorias protestas por las andanadas del presidente que hoy no son una excepción, sino parte de una sistematizada descalificación contra todo aquel medio o periodista que ose criticar las acciones de su gobierno, mismos que a nuestra vista son tan erráticas y criticables.
En todo caso, lo que el presidente debe hacer es emprender una investigación y asegurarnos de su transparencia y veracidad, más allá de que prevalezca una duda
generalizada, pues como hemos visto en otros sexenios, en este, hay protección e impunidad para quién forma parte de la Cuatro T, aplicándose sólo en perjuicio de quienes tienen una posición diferente.
A esta denuncia, se suman otras igualmente graves y que se mantienen en la impunidad, trátese de sus hermanos o de parientes políticos y miembros de su gabinete, que en su conjunto son ya un escándalo nacional.
Sin embargo, con socarronería, descaro y cinismo se presenta en sus conferencias mañaneras notificándonos que debe transparentarse el ingreso de todas y todas, desconociendo las garantías individuales inscritas en la Constitución y nuestras leyes.
Falta saber, qué opinan las instituciones norteamericanas, pues de seguro han tomado nota del asunto, y como ocurrido en otros sexenios, nos enteraremos por parte de Estados Unidos lo que aquí se tapa y oculta impunemente.
Pero, un aliciente es ya la respuesta de la sociedad civil ante tantos desatinos como la incidencia presidencial contra la libertad de expresión, y que a medida que se extiendan tales protestas se convertirá en un juicio popular sobre las mentiras truculencias e incongruencias del discurso y la retórica presidencial.
Sumémonos entonces, todas y todos como ciudadanos conscientes, maduros y participativos, a la vigilancia y denuncia de tantas arbitrariedades, violaciones a la ley, ineptitudes e incongruencias del gobierno Lópezobradorista.
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