top of page

Te invito de mi risa

Ja, ja, ja. No me río de ustedes. Hace días, vagando en una red social dizque para profesionales, aparece el vínculo con una asociación gringa de ejecutivos de negocios, (no recuerdo el nombre ni las siglas pero la vi seria ). Envié mis datos.

Al día siguiente, saliendo del banco recibo una llamada y veo que se trata de un número de Nueva York. Contesto y me dice Joseph que me habla de la Asociación No Me Acuerdo de Ejecutivos de Negocios. -Hello, hello- nos decimos y charlamos largo y tendido sobre mi trayectoria, carrera, logros, perspectivas, razones del éxito. Han pasado dos minutos y siento que conozco a Joseph de siempre. Me pregunta a qué atribuyo mi éxito. -Primeramente a Dios y a mis padres- le digo modoso.

Parece que hablamos mucho y siempre de mí como la estrella de la miniserie de mis logros, que aunque modestos, Joseph encomia y pienso que él está ante un representante del triunfo y el esfuerzo porque celebra que sea abogado, que conozca otros idiomas, que haya participado en diversas actividades y que me encuentre al frente de una empresa y sobre todo en Juárez, lugar que de seguro debes conocer Joseph porque también hablas con ejecutivos de Bagdad y Damasco y sabes lo que enfrentamos.

¿Que dónde me veo dentro de cinco años? Sigo en la troca con el aire acondicionado a todo mecate y esto me anima a decirle que al frente de una multinacional de gran calado, coordinando actividades en varios continentes y a equipos multidisciplinarios.

Joseph me anima y sigue preguntando si cuento con página web: -No, Joseph, I don’t- le digo pero tengo dos blogs y además escribo en El Reto, (estoy a punto de decirle The Reto) y también le hablo del blog de Tumblr que se llama A-la-parrilla (se los recomiendo) y que se refiere al grill.

Joseph no parece caber de entusiasmo; me siento descubierto y valorado.

Han pasado entre cuatro y seis minutos, tal vez ocho, y Joseph me pregunta si deseo que mi perfil, hasta este momento griego, sea editado y que todos mis galones aparezcan en cuánto motor de búsqueda exista.

Como ando atareado yendo y viniendo por nuestro doliente Juárez le autorizo a que elaboren el perfil para sea el primero en aparecer cuando en cualquier rincón del mundo busquen a un ejecutivo de negocios para la presidencia de la empresa. Pero empiezo a pensar, y con ello a poner el pie en el freno (figurativamente porque sigo estacionado), y me digo: -¡aguas! Y ¡claro!, aparece que hay dos planes, uno excelente por cinco años y otro, el mejor, de por vida. Siento como se amarran las llantas de mi ego. Joseph me indica que estos dos planes tienen un costo respectivo de 750 y 950 dólares. Paso aceite, quiero colgar, y le digo que como es una decisión significativa deseo pensarla. -Dado que tenemos miles de solicitudes, me dice, - no podemos prolongar esto y tiene que decidir ahora. Dígame a qué tarjeta le hacemos el cargo-. Respirando hondo respondo que lo lamento mucho y que dejaré pasar la oportunidad. Cuelgo y suspiro mientras me encamino a la Jilotepec con mis 950 dólares a salvo y riéndome de mí.

Antonio Canchola Castro

canchol@prodigy.net.mx

bottom of page