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Judeofobia en UNESCO

“Construir la paz en la mente de los hombres”. Esta leyenda aparece en la página web de la UNESCO y parece ser un oxímoron, por la politización facciosa de empleados de la institución y de países miembros, que genera el efecto contrario. Crean condiciones para la continuación de guerras.

Una parte del trabajo político de la institución niega el principio de construir la paz, inhibiéndola cuando se abrazan prejuicios y se toma partido en contra de país, pueblo o religión por motivos ideológicos, religiosos o políticos. Trabajar para una institución mundial exige neutralidad. Si quieren hacer activismo que renuncien; es inaceptable que empleados de UNESCO asistan a grupos terroristas y tomen partido por una de las partes en conflicto, pagados con fondos públicos.

La directora de la UNESCO Irina Bokova, se desmarca con alertando sobre “la negación, ocultamiento o borramiento de las tradiciones de cualquiera de las religiones en la ciudad santa socava las actividades de la institución”. Tal vez se curaba en salud al ver venir la respuesta de países con conciencia. Japón anunció que frenará el pago de cuotas.

La resolución de UNESCO niega la soberanía israelí en Jerusalén con el argumento de que es un país ocupante, lleva una profunda carga judeofoba, porque es contra el judaísmo y de paso contra el catolicismo, por su origen judío. Es preocupante que una agencia de la ONU asuma un discurso judeofobo, que niega la presencia de otras religiones en el centro del monoteísmo.

La resolución reclama una presencia histórica palestina es inexistente. El fenómeno palestino es reciente y hay que tratarlo como tal: como socio para la paz. Algún estúpido dice que Jesucristo era palestino, en contra de la noción de que era un rabino judío, igual que judía fue su madre, sus apóstoles y seguidores. La UNESCO (UNASCO) se suma al negacionsimo tratando de borrar al mundo judío como algunos de sus miembros han intentado con el holocausto.

Fueron más las abstenciones que los votos de una resolución introducida por países musulmanes en plena cruzada anti judía, que incluye la destrucción del Estado de Israel. UNESCO aborda casuísticamente resoluciones sin considerar contextos. La resolución ignora la violencia y el terrorismo palestino y nadie en la UNESCO se atreve a denunciar la destrucción de la herencia judía y la limpieza étnica en manos de los musulmanes. Países como Libia y Arabia Saudita censuran a Israel por violación de los Derechos Humanos. Israel colecciona más censuras en la ONU que todos los países totalitarios en conjunto. El mundo al revés o la judeofobia desatada.

A la mayoría del mundo musulmán le molesta el avance médico, tecnológico, agrícola que ha alcanzado Israel en 70 años mientras en sus países domina el estancamiento. La Autoridad Palestina utiliza la ayuda internacional para la guerra y la destrucción en lugar de para mejorar la calidad de vida.

El voto de México fue a favor de la resolución. Peña Nieto viene de la ultraderecha mexicana interesada en el fin de los judíos. Es irrelevante que haya visitado Jerusalén para el funeral de Shimón Peres, porque tal vez quería congraciarse con Obama. Poco importa que se haya puesto kipa para ir al muro de los lamentos, cuyo gobierno considera territorio ocupado.

El embajador judío mexicano ante UNESCO opina que el voto es lamentable, pero carece de gallardía para asumir una postura política ante lo que dice discrepar. No se trata de renunciar ante cualquier

desacuerdo (aunque dice que lo consideró), aunque la negación de la raíz geográfica del judaísmo no es un tema menor. El embajador deberá explicar lo que parece ser una incongruencia.

Muchos países se doblegan ante los países musulmanes y su dinero o amenaza de terrorismo que promueven resoluciones anti judías. Irán, Arabia Saudita, Qatar, extorsionan al mundo; Qatar compró una sede olímpica en cuya construcción se violan derechos humanos y el silencio a esas violaciones; ahora compraron el silencio cobarde de 25 países que se abstuvieron, seis votaron en contra. La abstención es una declaración política que permite que se apruebe una infamia. México corrigió el voto para abstenerse. La canciller cobardemente sacrifica al embajador convirtiéndolo en chivo expiatorio de su error. A fin de cuentas, el responsable del voto es Peña Nieto.

Entramos a una nueva versión de la judeofobia, negar el valor central de Jerusalén para el judaísmo y asumir que el islam es la única religión originada en Jerusalén, aunque la ciudad no aparece en primer lugar en sus espacios sagrados. A este nuevo recurso judeofobo no se atrevieron ni los nazis.

Los racistas aprenden del pasado y se enfilan a generar nuevos daños, bajo el silencio y la mirada complaciente de los cómplices de las peores infamias, como han hecho muchos desde la segunda guerra mundial.

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