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Blindemos al país contra Trump

Para planear algo, siempre es bueno basarse en el peor escenario posible, así uno se protege de fallas, de cuestiones imprevistas y de situaciones más adversas de las esperadas. Ahora que se nos avecina la gran amenaza que representa el nuevo gobierno de Trump, para México vale la pena hacer previsiones para aguantar la avalancha, siempre poniéndonos en la peor de las situaciones y no andar haciéndole al chocante optimismo del gobierno mexicano que se encuentra pasmado ante los acontecimientos, aunque debo decir, que veo con muy buenos ojos la designación de Gerónimo Gutierrez como propuesta de Peña Nieto para la embajada de México en los Estados Unidos. Gerónimo es una persona con amplia experiencia en los Estados Unidos, y puede darnos la fortaleza que necesitamos para estos tiempos difíciles que se avecinan.

Entrando en materia, ¿qué debemos hacer los mexicanos ante la tormenta que se avecina?

En primer lugar, debemos concentrarnos en hacer reformas fiscales de emergencia, para prepararnos ante la inminente pérdida de competitividad que vamos a sufrir ante la avalancha proteccionista de los Estados Unidos derivada de las nuevas políticas trumpeanas.

Debemos esperar que se venga una fuerte embestida de impuestos de importación a los productos mexicanos, en franca violación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Hay muchos datos técnicos de comercio exterior que se pudieran discutir; que si no procede hacer esto sin renunciar al Tratado, que si se violan principios de la Organización Mundial de Comercio, que si no le conviene a los Estados Unidos, que si se vienen repercusiones terribles para la economía de Estados Unidos y la economía global, todos ellos factores que pudieran atenuar la embestida estadounidense en contra de México.

Pero, haciendo a un lado las locuras que pueda hacer Trump y sus consecuencias en contra de los Estados Unidos, debemos de considerar que México estará en la primera “línea de fuego” de las agresiones de Trump, por lo que debemos blindarnos al máximo de ellas.

La mejor forma de lograr ese blindaje es hacer a México atractivo al máximo para todo el mundo, incluyendo para los inversionistas estadounidenses, por lo que en las reformas fiscales de emergencia que propongo, debemos de ser más agresivos en reducir impuestos que los que Trump reducirá, debemos también liberalizar al máximo nuestras estructuras de comercio exterior, creando “zonas libres”, en los lugares más avanzados del país en materia de manufactura y no exclusivamente en las zonas pobres de México.

Así podríamos establecer perímetros de libre comercio a los estados de la Frontera Norte, la zona del Bajío y Guadalajara, San Luís Potosí, Zacatecas, la Laguna y las zonas industriales del Estado de México y Puebla, eliminando los aranceles y requisitos no-arancelarios, así como el IVA en todas las importaciones, las temporales y las definitivas, y crear de inmediato una auténtica política de fomento industrial y de simplificación administrativa. También es esas zonas se podrían crear regímenes fiscales de privilegio para atraer grandes fondos mundiales de capital, como lo ha hecho, por ejemplo, Panamá.

Para ello, los tres niveles de gobierno, tienen que redefinir a fondo sus funciones respecto del ejercicio del gasto público. Debemos comportarnos como que nos encontramos en estado de emergencia en una economía de guerra, porque realmente estaremos involucrados en una guerra moderna, de conflicto comercial ante los Estados Unidos, y la función del gobierno debe de considerar como prioritario el regresarle a la población la mayor cantidad de recursos, para que la misma los ejerza en el emprendedurismo, generando negocios formales y competitivos, en lugar que el gobierno mal gaste y dilapide nuestro dinero, como lo ha venido haciendo por décadas, generando déficits y bajos niveles de crecimiento.

Yo predigo que esta guerra puede durar de 4 a 8 años (si es que Trump se reelige), y nos debemos de preparar para ello. Si nuestro gobierno sigue actuando con indefiniciones y sin una mano firme para preparar al país para este gran conflicto, podemos tener un colapso social de consecuencias devastadoras. Pero si logramos presionar al gobierno a que tenga una visión de emergencia, esta crisis se puede convertir en la mejor oportunidad que México puede tener en su historia de hacer los cambios a fondo que necesita.

Con las reformas estructurales realizadas en este sexenio hemos dado un paso muy grande para poder lograr cambios a fondo, si eliminamos la reforma fiscal, simplificamos la administración pública, reducimos el tamaño del gobierno y reconfiguramos los presupuestos de egresos. Con ello, y una liberalización del comercio exterior al máximo, podremos lograr sobrevivir esta confrontación que se nos viene encima.

Para lograr esto, sin embargo, necesitamos que nuestros liderazgos políticos, sociales, académicos y empresariales en un gran esfuerzo nacional se unan para exigir esto a los gobiernos en sus tres niveles.

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