Después de diez años de gobiernos perredistas desastrosos y de cuando menos medio siglo de gobiernos priístas marcados por el crimen, la violencia y la corrupción, el PRI regresa hoy al gobierno de Guerrero en condiciones de ausencia de controles políticos y acotado por el control político del PRD.
Lo malo del asunto es que el priísta Héctor Astudillo --que perdió en el 2011 contra el priísta-perredista Ángel Aguirre Rivero-- ganó el gobierno después del colapso Iguala-Cocula-Ayotzinapa pero en los hechos carece de una propuesta de gobierno en crisis, llega sin margen político de maniobra y con los hilos de poder estatal en manos del mismo PRD que engendró la crisis 2005-2014.
Se trata, por lo demás, del mismo PRI que prohijó el peor gobierno priísta del siglo XX: el de Rubén Figueroa Figueroa, gran cacique camionero, secuestrado por Lucio Cabañas y cuya liberación llevó a la muerte del líder guerrillero, que enfrentó una de las primeras denuncias de represión crónica por 500 activistas desaparecidos, aunque Figueroa respondió que “los desaparecidos están muertos”, sin que las autoridades abrieran un expediente judicial.
Guerrero cayó en manos del PRD en el 2005: el primer gobernador perredista, Zeferino Torreblanca, salió en medio de acusaciones de crímenes políticos, corrupción y represión sin que el PRD lo llamara a cuentas; le siguió el priísta Aguirre Rivero, quien renunció al PRI sólo después de que el PRD lo había designado candidato a gobernador porque no quería perder los privilegios del priísmo sin que el PRD se los equiparara. Aguirre se vio obligado a abandonar el gobierno por el colapso de los 43 normalistas secuestrados en septiembre de 2014 por órdenes del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y entregados para su asesinato al grupo criminal Guerreros Unidos, vinculado a su esposa María de los Ángeles Pineda.
Luego del cacicazgo priísta de los Figueroa, Guerrero cayó en el cacicazgo político del PRD: Abarca, procesado por vínculos con el narco y el crimen de los 43 normalistas, ascendió al poder municipal con el apoyo de Aguirre, la propuesta de López Obrador y el aval de Jesús Zambrano como presidente nacional de PRD.
La crisis de Iguala-Cocula-Ayotzinapa sirvió también para evidenciar la existencia de una estructura criminal a nivel de gobierno y de políticos perredistas. En medio de esos compromisos de poder, el candidato del PRI Astudillo ganó las elecciones y hoy tomará posesión acotado por los poderes activistas perredistas de los maestros de la CETEG, los normalistas, el crimen organizado protegido por el PRD local, las autodefensas vinculadas al narco y al crimen, y una sociedad empobrecida ajena a las luchas por el poder.
Astudillo ganó las elecciones por el voto de repudio contra el PRD pero sin presentar un programa de gobierno, una propuesta de reorganización del poder político, un mecanismo de control no violento de las organizaciones sociales rupturistas y antisistémicas; tampoco cuenta con un PRI organizado socialmente como para ir sustituyendo instancias corrompidas; ni menos aún tiene una idea clara del diagnóstico de la crisis criminal del estado. En este sentido, Astudillo podría estar condenado a pactar con el PRD y su estructura criminal.
Lo peor que le puede pasar a Guerrero es que el gobierno lo tenga el PRI pero el poder quede en manos del PRD responsable de Iguala-Cocula-Ayotzinapa.
Sólo para sus ojos:
Veracruz se sale de control: el presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quiere poner orden pero los veracruzanos no se dejan. La plaza la quiere el PAN.
En Colima podría regresar el modelo de las concertacesiones: el PRI cede gubernaturas a cambio de otros favores políticos. Se consolida la versión de que se anularon elecciones en Colima para que el PAN gane las nuevas elecciones, a cambio del apoyo del PAN en el Senado a la candidatura del priísta Raúl Cervantes a la Suprema Corte.
Respuesta de Denise Dresser en su espacio de Reforma contra los que revelaron que se autoplagiaba repitiendo columnas: “también va mensaje para quienes desprestigiarme se ha vuelto un hobby: muchos de ellos están donde están y escriben donde escriben por nepotismo, favores políticos, subcontratar columnas a sus asistentes, pagos con la consigna de golpear o escribir notas falsas que venden bien. Y como dice el adagio, quienes viven en casas de cristal deberían tener cuidado de aventar piedras”.