La ideología que Zizek habla por medio del uso de cintas populares es un intento de explicar las teorías filosóficas de las universidades a un mayor publico. De igual forma se trata de descifrar el significado de las imágenes en la pantalla. Por ejemplo, Zizek utiliza la película Tiburón (Jaws 1975), para demostrar las diferentes lecturas que puede tener un objeto. En este caso, la pregunta es ¿Qué significado tiene el tiburón?
Par algunos críticos el símbolo del tiburón es el miedo a los inmigrantes, o a los desastres naturales. Pero por otro lado, Fidel Castro afirmó que era obvio que el tiburón fuera una metáfora del sistema capitalista explotando a sus ciudadanos. La respuesta correcta, explica Zizek, no es ninguna y todas a la vez.
En nuestra sociedad tenemos muchos miedos. Tenemos miedo a los inmigrantes, a la gente que es más baja que nosotros, a los desastres naturales, tenemos miedo de los políticos, de las compañías que nos explotan. La función del tiburón es de juntar todos estos miedos en un solo objeto. De esta manera nuestros miedos se convierten en una cosa mas simple, controlada, que podemos ver y entender.
¿Por qué es importante entender esto? Porque en la historia así es como ha funcionado nuestra civilización. Pensemos en un alemán después de la primera guerra mundial. Un hombre sin trabajo, sin futuro, en la pobreza, con instituciones de gobierno que no sirven, con una vida social confusa. Bajo estas circunstancias, el fascismo crea oportunidades de salir de esta realidad. Pero para salir de este embrollo, era necesario convertirse en capitalista.
La única otra forma de salir es el crear una narrativa donde todos los problemas recaen en “alguien más” en los “otros” que son percibidos como diferentes: los judíos. Todos los miedos nos confunden y la multitud de nuestros miedos se convierte en solo uno: el tiburón. Así es como funcionan las narrativas políticas.
Todos los males sociales, se convierten en una figura simple, que podemos definir, que podemos atacar. No solamente sirve para unir a las personas y que voten por ellos, sino que las imágenes nos pueden llevar a actuar.
La ideología es un filtro donde vemos las mismas cosas ordinarias con otro sentido. No es que ha cambiado las cosas, sino que simplemente se abre un poco de sospecha. Con los judíos se maneja la idea de lo malo que son, pero lo inteligentes que son, lo religiosos que son. Estas paradojas confunden la imagen que se trata de proponer, y entonces se puede moldear a lo que el político necesite. Pero no solamente es el enemigo, sino que “el otro” trata de robar nuestras comodidades, nuestra forma de vida, nuestra satisfacciones.
Lo mismo para con los comentarios del candidato republicano Trump hacia los mexicanos, los musulmanes, y las mujeres. Por un lado, los acusa de “ilegales” y “drogadictos” de “violadores” y al mismo tiempo dice que tiene muchos amigos mexicanos y que inclusive se casó con una latina. Habla de los problemas con el terrorismo y los musulmanes mientras al mismo tiempo dice que son muy trabajadores y responsables. Y se dirige a las mujeres como prostitutas o feas, mientras dice que su esposa es una buena mujer.
No se trata de que Trump sea un fascista, o igual que Hitler, sino que su forma de unir los miedos del ciudadano norteamericano para su beneficio es la misma que se usó antes de la Segunda Guerra Mundial. Los miedo se unen en un objeto simple, en una narrativa fácil de entender, para ganar votos.
El documental “La guía a la ideología por un pervertido” (The Pervert’s Guide o Ideology) dirigido por Sofia Fiennes, es un buen principio a la introducción de la filosofía occidental y los ejemplos de películas populares son un verdadero acierto.
Sólo recuerden que cambiar de ideología o estar consiente de ella, puede ser doloroso.