Una de cal por las que van de arena.
Finalmente un juez dejó de ver a los luchadoras por el ambiente como defensores de la humanidad y no como delincuentes que atentan contra los poderosos intereses de las oligarquías depredadoras que no se frenan ante nada a cambio de cualquier cantidad de billetes.
La Rivera Maya ha vivido una historia de depredación de la naturaleza. Arrasan con manglares y la fauna que ahí vive, y de paso destrozan los corales para acomodar sus hoteles y estructura turística. Para nada piensan en formas de acomodar sus negocios de tal forma que no agredan a la naturaleza, su única preocupación es como incrementar su riqueza.
En Cancún ganó la defensa de un niño que adujo que estaban poniendo en peligro su futuro, concepto totalmente extraño para los inversionistas, pero que fue acogido por un juez.
Es hora de acomodar los proyectos de desarrollo para que no destrocen el equilibrio ecológico y puedan crear empleos y seguir teniendo ganancias razonables. Pero debe quedar claro que nada justifica la depredación y la destrucción.
La humanidad ganó con Tajamar, ahora los depredadores y sus socios en el gobierno tienen que reparar el daño hecho y meterse en la cabeza que ese terreno esta vedado. Tendremos que estar pendientes para las maniobras del futuro, porque ellos solamente esperan a que bajemos la guardia y poder avanzar.
Un triunfo para los ecologistas, un triunfo para la naturaleza.