Casi lo ignoro.
Por un momento lo tuve que pensar dos veces.
El ruido del internet, de la televisión, de la radio, y muchas otras cosas llenan nuestra vida diaria. Los pagos, las deudas, el carro, la gasolina, la vida cotidiana que nos ciega.
El momento histórico de esta semana ha pasado ha segundo lugar con el ataque a un club gay donde fueron asesinadas cincuenta personas. Las elecciones de la ciudad donde gana por fin un Cabada parece más inmediato, más importante.
El Facebook lo ha ignorado.
La televisión igual.
Por primera vez una mujer es nominada para la presidencia de Los Estados Unidos de Norteamérica. Es algo que nunca lo imaginaron nuestros antepasados. Y no estoy hablando de hace mucho tiempo. Mi abuela, por ejemplo, ni siquiera se lo podía imaginar y apenas nació hace unos 95 años. Me la imagino sonriendo desde su tumba.
Se nos olvida que la mujer apenas consiguió el voto en México en 1953. Hace 63 años la mujer no tenia derecho a decidir quien la gobernaba. Se nos olvida que la lucha por los derechos de la mujer han costado muchas vidas. Parece que todo el mundo lo ha olvidado.
Durante la brutal conquista de los Romanos hacia los otros pueblos, se creó el termino de “Bárbaro”. Se trataba de una palabra peyorativa que distinguía a los extranjeros de los “ciudadanos”. La palabra borraba cualquier rasgo cultural, borraba cualquier humanidad de los “otros”. Los pueblos conquistados eran considerados ignorantes, inaceptables, un peligro ha la civilización. Los pueblos de los Bárbaros vivian entre la edad de piedra y la modernidad. La gente de esos pueblos no entendían la vida, eran unos estúpidos, y sólo querían acabar con la sociedad “avanzada”.
No existía una forma de hacer a los Bárbaros parte de la sociedad, para los Romanos, eran menos que un perro y merecían la muerte.
Esta idea de un extranjero servía para unir a los ciudadanos contra un enemigo en común y justificar la necesidad de que el poder permaneciera en Roma. El sistema se hacia indispensable porque una de las funciones del estado es la de defender a “la cultura” del poder. Me temo que esta es la misma situación en que se encuentra Hillary. No encuentro otra explicación para las reacciones a su candidatura.
Si entendemos que vivimos en un mundo donde los hombres controlan a la sociedad, entendemos cómo Hillary es vista como una “extranjera”, una “bitch”, y una “prostituta”. En nuestros recuerdos sociales cercanos, no contamos con alguna comparación. El día en que una mujer fue seleccionada, sólo hubo silencio.
Se habló de todo menos del evento histórico que vivimos.
Se celebró la nominación, pero el hecho de ser mujer paso a segundo termino. Inclusive se cuestionó si debería hablarse de “eso”. Se le acusa, desde el principio de su campaña, que Hillary ha usado su identidad de mujer como un arma en contra de los otros candidatos. Otra prueba de que la mujer es considerada como “inferior” ante los
hombres. Nadie dice, “se aprovecha de que es hombre”, o “p’os cómo no va ganar, sí es hombre”, se toma como un derecho, como lo “natural”.
Pero el impacto de Hillary no tardará mucho en sentirse. Tal vez nosotros no nos tocará, pero sí a nuestros hijos e hijas. Cuando ganó Obama, mucha gente empezó a creer que por fin cualquiera podría ser presidente, pero, ¿una Mujer?
Ahora, cualquier niña puede soñar con ser Presidente, o cualquier cosa que ella quiera. Quizá, algún día no muy lejano, las abuelas en el futuro lo verán tan natural que la frase “es mujer” no tendrá sentido alguno.
Y si los hombres tienen miedo y reaccionan con violencia, no hay que preocuparse. Después de todo, fueron los Bárbaros los que destruyeron lo que se consideraba como la sociedad más “avanzada” y “fuerte” de toda la historia.1