En la novela “Cosmos”, Carl Sagan (Random House 1980) apunta hacia la necesidad de hablar de Dios si queremos avanzar en la exploración espacial. En la trama, existe una religión que esta en contra de la ciencia y al final del libro es la ciencia la que termina actuando como una religión pidiendo que se le tenga “fe”. Sagan implica que nuestra espiritualidad no va a desaparecer y necesita “cambiar/avanzar” si estamos decididos a salir del planeta tierra. Este es uno de los cuestionamientos que constantemente aparecen en el programa de televisión “Viaje a las Estrellas” que en 2016 cumple 50 años.
Existen dos instancias importantes dentro del programa cuando se toca el tema de Dios.
La primera es durante el episodio “Pan y Circo” (1968). El capital Kirk y su nave Enterprise visitan un planeta donde los romanos todavía tienen el poder. El título fue tomado del poema “Sátiras” del romano Juvenal que sugiere que las sociedades están contentas (y se controlan) con sólo comida y entretenimiento. Al abandonar el planeta se lleva a cabo la siguiente conversación:
Spock-“..es extraño que empiece una religión basada en el amor de un hermano a otro…”
Uhura-“no se trata del sol en el cielo, es el hijo de Dios”
(…)
Kirk-“Tenían a su César y su Cristo(…) ¿no sería maravilloso ser parte de eso, ver como sucede otra vez?” (Traducción libre)
La otra ocasión es cuando, en la primer película (1979), llegan a visitar al Dios del planeta Vulcano y el capitán Kirk pregunta: “¿Para que quiere Dios una nave espacial?”
Es así como Dios se maneja en la ciencia ficción, como un resultado social creado por los seres humanos o como una ideología que se viene abajo con la exploración espacial.
La competencia de los diferentes Dioses en nuestra sociedad la vivimos todos los días. Los ataque terroristas son religiosos, las defensas son religiosas. Mientras el mundo se vuelve cada vez más pequeño, nuestras religiones se vuelven más extremas. En este sentido, la nave Enterprise es un símbolo de nuestro planeta. Todos estamos metidos en el mismo lugar y para poder trabajar juntos es necesario aprender a vivir con nuestras diferencias.
Quizá el creador de “Viaje a las estrellas” Gene Roddenberry peca de humanista: el valor del individuo, solo y en grupo es lo más importante, y la crítica y la evidencia tiene más importancia que el dogma o la superstición.
Una y otra vez la tripulación de la nave tienen que decidir el significado de ser “humano” cuando se encuentra a diferentes razas extraterrestres. Inclusive una de las decisiones más complicadas para los personajes es si los seres humanos tienen el derecho de actuar como Dioses cuando se encuentran con una “sociedad” inferior. De igual manera cuestionan a las “sociedades” avanzadas si tratan de convertirse en Dioses para los humanos.
Pero al final de cada capítulo, los problemas se resuelven con la lógica, con el método científico y con la evidencia percibida. En ningún momento se reza o se espera una intervención divina para resolver un problema.
Es nuestra costumbre pensar en un Dios lejos de este planeta que esta al tanto de nuestras actividades personales y sociales. La mayoría de los humanos creen en una forma superior responsable de nuestra creación y guía. Pero mientras con los avances científicos que nos permiten echar un ojo hacia el universo la pregunta se vuelve cada vez más importante: ¿Dónde esta Dios?
Quizá la respuesta la tiene el capitán Kirk quien apuntando a su pecho contesta: “Dios esta en el espíritu humano.”
(continuará)