top of page

La guerra

Hay muy buenos análisis sobre la guerra. Becker indica que ésta tiene una utilidad simbólica. Los pueblos que derrotan a otros se apoderan de la vida de los muertos para alimentarse con ella. Por eso muchos atesoran algo arrancado a los derrotados. Cuero cabelludo, botín, marcas de los derrotados como aviones destruidos pintados en los aviones destructores.

En la guerra también se muestra el poder de los conquistadores arrasando cuestiones morales, como la violación masiva. Buscan sembrar una semilla perversa. Por eso miembros del Estado Islámico, roban mujeres para venderlas como esclavas sexuales y para servirles como esposas forzadas, después por supuesto, de violar mujeres independientemente de la edad.

Según Schumpeter la guerra tiene un valor económico, así se explica la expansión para apoderarse de los recursos del otro. Ya sea para cobrar tributos o para apropiarse de diversos recursos. Ambas opciones responden a épocas distintas. Como resultado de las dos guerras mundiales Alemania tuvo que pagar reparaciones, o sea, fue sancionado para resarcir el daño causado por sus acciones militares.

No se excluyen las dos formas básicas del análisis. Un país invade a otro para apoderarse de sus recursos y al mismo tiempo lograr una ventaja simbólica, el hecho de la victoria ayuda a elevar el estado de ánimo nacional: los nazis buscaban demostrar la superioridad alemana con cada conquista.

Hasta aquí el problema parece sencillo, fuera del hecho, que mandan a la pelear a muchos que no se enrolan voluntariamente. La historia está llena de guerreros obligados a arriesgar la vida por una causa determinada por alguien más. Las levas existen desde siempre (cruzadas, revoluciones, conscripción obligatoria).

Por eso la mejor manera de ir a la guerra es como político que decide, o como general que observa las acciones prodigo. No en balde muchos llegan a ser conocidos como carne de cañón.

Un problema fundamental es cuando el conflicto interno se convierte en guerra.

Todos los sistemas tienen conflictos y hay reglas para resolverlos, así como evitar su surgimiento o su desarrolló en conflictos de otra naturaleza. Pero hay condiciones que superan las reglas de negociación elevando el conflicto a condiciones insuperables por los medios cotidianos.

Tomemos el reciente caso de asesinato de policías en Estados Unidos. Hay múltiples asesinatos de civiles, especialmente afro americanos e hispanos en manos de agentes del Estado, que resultan en declaraciones de inocencia para los policías perpetrantes, lo que la sociedad ve como hechos de impunidad. El Estado asesina ciudadanos, ya sea inocentes o no, quitándoles el derecho a ser juzgados, mientras el asesinato los convierte en culpables por definición. Miembros de la sociedad deciden pasar a las armas y empiezan a matar a quién consideran su “enemigo”, o sea, esa parte del Estado que les hace la guerra. Ambos asesinatos son condenables. Sorprende, sin embargo, que la policía se rehúsa a auto analizarse y asume que los criminales los agreden sin razón.

Es complicado entender en que momento el conflicto se convierte en guerra. En el derecho internacional hay indicadores al respecto, hasta la declaración de guerra. Domésticamente es más complicado porque el gobierno reprime no declara la guerra, aunque puede haber grupos sociales, como la guerrilla o los criminales, que si le declaran la guerra al Estado.

En México Felipe Calderón les declaró la guerra a los criminales dedicados al narcotráfico, pero la asociación cercana de los criminales al Estado por medio de su simbiosis con la policía y el ejército, creó una condición muy peculiar dónde el Estado se declaró la guerra a sí mismo, con lo cual se construyó una farsa que cobró la vida de muchos miles de habitantes, entre ellos, muchos inocentes.

Encontramos así una distancia entre el planteamiento de los académicos y la realidad. En la guerra de Calderón no había símbolos para apropiarse de ellos (a menos que se considere a los capos detenidos como símbolo), y el Estado no necesita declarar la guerra para apropiarse de los recursos económicos de los criminales.

El problema con la conversión del conflicto doméstico en una guerra, es que los límites entre opuestos se pierden. En el caso de Ciudad Juárez los militares asumieron que toda la población estaba involucrada en el crimen y pusieron a la ciudad en estado de sitio, así muchos de los asesinatos fueron perpetrados por policías y militares.

Usar la guerra como medio legitimador es una apuesta muy arriesgada. A los militares argentinos les falló en las Malvinas, a Calderón le falló y perseguirá las aspiraciones presidenciales de su esposa. Mientras la sangre de los civiles sacude a los gobiernos e irrita a la sociedad.

bottom of page