Entre las muchas preguntas, formulo una relevante: ¿Quién tiene el valor y la autoridad en esta tierra para proclamar que los Pactos de Dios en la antigüedad son nulos?
Los cimientos de nuestra Fe (que es Yeshua y su Tora) deberían ser los pilares que sostienen el cuerpo del Mesías, pero hay una brecha que separa la forma en que el cuerpo del Mesías se conecta con las palabras de que Yeshua hablo como maestro de construcción que sostienen la Fe en el cristianismo, pero muchos que mal interpretan las escrituras llegan a la conclusión errónea, de que la Tora no es parte de esta Fe.
Cuando Yeshua enseña sobre como cimentar nuestra Fe, usa una parábola semejante a una casa que se cimienta en la roca y que es sólida, mientras que aquel que la cimienta en la arena no pone en práctica en las objetivas palabras del Maestro constructor Yeshua (Jesús), ya que el marco adecuado de construcción es igual al modelo que establece los pilares de Fe.
En el libro de Romanos en el capítulo 11, Pablo habla sobre la solución del modelo en los pilares de Fe cuando nos dice que otros pueblos están injertados en el olivo de Israel, no es el olivo ya cultivado que se injerta sino el silvestre, que no está refinado, cultivado, y dice:” Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo”(Romanos 11:17); el énfasis en el modelo del fundamento de Fe está en el verso 18 de este libro “recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti.” Refiriéndose aquí, a que la raíz de todo cimiento en la Fe, de aquellos que siguen el camino que Yeshua ha marcado, es la Tora.
Así como el cimiento de una casa en la roca está fuertemente edificada, al igual la raíz (hablando poéticamente) que sostiene el olivo de Israel está representada en la Tora, o para mejor entendimiento, en el Antiguo Pacto. Dice bien en el verso 17 que citamos arriba, que las ramas fueron desgajadas del olivo de Israel para dar lugar a las nuevas ramas, pero Pablo alerta a aquellos que fueron injertados, que no sean altaneros, “porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará”. Vemos constantemente que, desde el primer libro del Nuevo Pacto, el modelo de los pilares de Fe basados en la Tora, se expresan una y otra vez por Yeshua y sus discípulos. Leemos en el verso 24 de Romanos 11 “Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural
fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”
Muchas discusiones hubo entre judíos creyentes (Mesiánicos o seguidores del camino) de cuál sería la mejor forma de ayudar a aquellos de otras naciones para poder entender el camino y el diseño en los cimientos en las escrituras (no existía el Nuevo Pacto). De acuerdo con lo ya establecido en la Tora, para que pudieran comprender e integrarse a una nueva forma de vida, como lo explican los discípulos en el libro de Hechos 15: 19-20 “Por tanto, yo opino que no molestemos a los que de entre los gentiles se convierten a Dios, 20 sino que les escribamos que se abstengan de cosas contaminadas[o] por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre.” Es interesante que en la antigüedad los judíos abrieron la puerta para que todo aquel que decidiera seguir el camino tuviera facilidad, pero en el presente, hay Iglesias que no quieren ver a judíos, otras donde los judíos que aceptan este camino de Fe, son manipulados a despojarse de su identidad. Esta manipulación provocada por los líderes se debe a su ignorancia de la base bíblica en el modelo judío de enseñanza que dejaron Yeshua y sus discípulos.
El modelo adecuado que nos dejó Yeshua para entender las escrituras para introducir a las naciones hacia Israel y no de otra manera, no es injertar a Israel en la Iglesia sino el cuerpo del Mesías dentro de Israel, porque la Palabra Divina no cambia a la gente, la gente es la que cambia y su interpretación de la palabra.
Les dejo con este pasaje que es uno de mis favoritos del primer libro de Samuel 15:29 Porque Dios, que es la gloria de Israel, no miente ni se arrepiente, pues no es un simple hombre para arrepentirse.