Decidí reclamar la garantía en un trabajo de impermeabilización. Primero se negó a asistir por el clima y cuándo lo presioné, llegó a decir que no había hecho ese trabajo, le mostré los documentos y se hizo el ofendido porque no le supe decir si ahí había vivido el profe. Mintió para no cumplir.
Un politólogo escribió furibundo sobre el plagio de Peña Nieto, le respondí que él tomó “prestado” un concepto acuñado por mi sin darme crédito, lo que también es plagio, o sea una mentira sobre el origen de la idea. No respondió. Seguramente está ofendido porque se lo dije por twitter.
El presidente de la república plagia a varios autores en su tesis de licenciatura y envía a sus funcionarios a mentir por él, diciendo que se trata de errores de edición, o cualquier otra mentira, porque dijeron como tres.
Un alto funcionario federal se hace escribir los trabajos escolares en la licenciatura, mientras miente firmándose licenciado.
En una reunión en San Diego, California, sobre reportes financieros y económicos, un funcionario del BID me dijo: Sabemos que los mexicanos mienten, pero lo hacen muy bien. El banquero no se daba cuenta que el mexicano tiene un entrenamiento intensivo que lo vuelve experto en mentir o no decir la verdad.
Monsiváis decía que los abogados, que deben sustentar el Estado de derecho, hacen todo lo posible por olvidar el único libro que han leído: la constitución. En el olvido llevan el engaño, la mentira.
Cuándo escribí el libro sobre chiste político, me enfrasque en la discusión de qué es el mexicano, y encontré que casi todos los autores que revise, ponían en primer lugar que es mentiroso. Octavio Paz lo embelleció diciendo que el mexicano vive tras máscaras. Los extranjeros son cuidadosos para evitar reacciones negativas.
Invite a un académico francés a opinar sobre México y envió un documento muy bueno que no tenía nada que ver con la pregunta inicial, finalmente respondió que estaba preocupado por la respuesta mexicana cuando dijera lo que pensaba.
Hay escenificaciones memorables sobre la mentira del mexicano. Una escena en Mecánica Nacional dónde el personaje central explica de qué manera todos engañan a todos. Un sketch de Héctor Suárez muestra a una mujer engañada en un mercado, que evade el engaño al dejar en prenda para volver, una licencia de manejar caduca. ¿Llevaría tal documento inusable como precaución para responder ante el engaño?
Es difícil pensar que, si la mentira es un ejercicio tan socorrido, alguien se abstenga de mentir, especialmente los políticos, que hacen descansar su futuro político en la mentira. Aunque han encontrado en el lenguaje un instrumento para distorsionar la verdad. La economía no cae, decrece, y otras linduras.
Es complicado dilucidar por qué el mexicano miente. No falta quién culpe a los españoles porque se supone que con ellos llegó el mal, la corrupción y la mentira. El imperio azteca eran un alma de dios, trataban con guantes de seda a los dominados.
¿Se podrá considerar que vivir dominado más de 600 años es causa suficiente para evadir la verdad que es muy dolorosa?
Será la religiosidad que induce a confesar todos los pecados, algunos imaginarios como mostraba un personaje cómico de la televisión, que lleva a ocultar la verdad para evitar los castigos divinos, porque dios lo ve todo, hasta al joven ultra derechista escondido para pecar masturbándose, mientras su madre vocifera en la calle para que no aparezca en un libro de texto la masturbación que es cosa del diablo.
Será la influencia de esa iglesia que acomoda de forma conveniente la verdad. Para ellos la pederastia es una enfermedad y es curable, por eso a sus criminales los envían a casas de sanación en lugar de entregárselos a la justicia.
La pregunta clave para mí es, por qué si el mexicano miente a la menor provocación, brinca hasta el cielo cuándo ve que otro miente. Mucho gritaron los académicos ante la mentira de Peña mientras ellos simulan méritos de trabajo irreales para ser recompensados con estímulos económicos. Por qué aquellos que evaden impuestos (le mienten al fisco y a la nación) se lanzan furiosos contra un político por corrupto.
¿Por qué el que es infiel en casa grita con todos los pulmones contra la infidelidad de otros?
¿Por qué un partido político demanda judicialmente a otro partido por comprar votos cuándo él también los compró?, pero el otro fue más efectivo.
¿Por qué el mexicano es proclive a ver la paja en el ojo ajeno?, y me adelanto a que me digan que es un problema mundial, lo que no es muy cierto.
Salir de la mentira es el inicio de la modernidad política y la entrada a la democracia.