Peña Nieto no deja de cometer errores. Aunque posiblemente sus acciones se pueden explicar por su inclinación a favorecer a la oligarquía, a esa que le hace regalos en forma de casas o pagos de impuestos. El gobierno de Peña se ha caracterizado por su opacidad aunque establece normas para que los funcionarios menores tengan la obligación de reportar. En muchas de las grandes decisiones, los beneficiarios son miembros del gran grupo que hizo posible su presidencia, o aquellos dónde aparecerán altos funcionarios como empleados de alto nivel. Es el caso de los neoliberales.
Tantas han sido las decisiones que polarizan a la sociedad, que aumentan la riqueza de unos pocos y la miseria de muchos, que la sociedad se ha hartado. Si bien muchos han abrazado la opción de usar el voto como castigo para el partido en el poder, otros han pasado a la acción hace tiempo. Aumentan los casos de linchamiento, los grupos de auto defensa, y aumentan de forma impresionante los gastos de la gente para protegerse de la inseguridad provocada por los criminales asociados a las “fuerzas del orden”.
Ahora el gobierno se excedió golpeando la economía familiar y eso rompió la hebra que era cada día más frágil. Entre manifestaciones y saqueos (algunos provocados) el gobierno empezó a buscar a quién culpar, así que su policía, que no se caracteriza ni por profesional ni por honesta concluye que la culpa la tiene el villano preferido del régimen: AMLO.
Y es que cada error de Peña acerca a AMLO a la presidencia, y eso los aterroriza porque se abrirá la caja de pandora y tal vez el fin de la impunidad pos presidencial.