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¿Qué Esperamos de México los Mexicanos?

Acabo de leer un artículo del Wall Street Journal, que habla de la “mala suerte de México” y como nos va mal siempre, el artículo hace una relatoría y comparación del crecimiento de México en relación con el de otros países. Opino que no es que México tenga mala suerte, sino que tenemos una combinación poco agraciada de malos gobiernos, un pueblo poco educado y aguantador respecto a su capacidad de sufrimiento, y sobre todo, una cultura de “no pelearnos ni levantar olas”.

Sin embargo, considero que estamos viviendo en estos momentos en la mejor etapa histórica de nuestro país para salir adelante, a pesar de la gran amenaza que está representando la nueva administración de un presidente desquiciado que ha tomado a México como pretexto de los males que sufren los estadounidenses.

Debemos de tomar en cuenta que en este momento histórico, México cuenta con activos que hace mucho tiempo no tenía; nuestra integración económica a Norteamérica y la invasión de mexicanos con y sin documentos y de mexicanos con la nacionalidad estadounidense que como hormigas hemos logrado en los Estados Unidos. Además de no solo haber invadido a la Unión Americana con gente, sino con nuestra cultura.

En adición a lo anterior, le guste o no le guste al Presidente Trump, nos encontramos en un mundo globalizado, en donde no solo la economía se encuentra entrelazada, sino que la política también tiene alcances mundiales, respecto a derechos humanos, medio ambiente, cultura y muchos otros aspectos de la convivencia humana.

Entonces, ¿qué nos falta hacer, qué actitud debemos de tomar ante los retos que este milenio nos está planteando? Considero que además de la unidad que chocantemente pregona la comunicación social del gobierno de Peña, debemos, ahora más que nunca, estar decididos a no tolerar la corrupción, a no tolerar el desprecio del estado de derecho y a no considerar como normal que los agentes económicos relevantes abusen de nosotros con monopolios y sus prácticas.

Debemos en este año urgentemente hacer dos cosas muy importantes. La primera es reducir la carga tributaria, y la segunda y más importante, es reconfigurar a nuestros gobiernos para que no gasten a los niveles que hemos visto. No me refiero a actitudes demagógicas de reducir el número de integrantes del Poder Legislativo o bajar un 10% el salario de los servidores públicos de alto nivel, sino el de verdaderamente hacer una reconfiguración de la función del gobierno y reducir su tamaño a su más mínima expresión, para dejar esos recursos a los ciudadanos para que los apliquen a emprender, e invertir para generar empleos.

Por supuesto que hay que hacer las reducciones de los dineros que se otorgan a los partidos políticos, pero también hay que reducir o eliminar las grandes cantidades de recursos que se desperdician en programas asistenciales que están diseñados para mantener pobre a la gente, pero fiel políticamente a quienes otorgan los recursos.

Debemos eliminar casi por completo los famosos gastos de comunicación social de los gobiernos. Las empresas privadas tienen que hacer su labor de informar y dejar al gobierno que informe únicamente lo estrictamente indispensable, como situaciones de protección civil, educación, salud y datos sobre trámites de gobierno.

Debemos concentrarnos en generar un entorno adecuado de orden, seguridad y justicia, debiendo el gobierno y los políticos concentrarse en esos rubros, así como en los de la salud y educación, protección al medio ambiente y resguardo de la competencia económica. El gobierno debe dejar el espacio libre a la promoción comercial e industrial a los privados, únicamente proporcionando los apoyos indispensables.

Debemos concentrarnos en continuar produciendo artículos de alta calidad y precio competitivo. Los Estados Unidos nos necesitan para continuar generando empleos e inversión. El bloque de Norteamérica no se puede eliminar por el capricho de un gobernante desquiciado

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