Última Instancia
Actualmente hay una gran discusión y controversia sobre la homologación a nivel nacional de la legislación de los Estados de la República Mexicana al nuevo Sistema Nacional Anticorrupción (“SNA”), y completar la estructura del mismo a nivel Federal, en donde aún quedan pendientes las designaciones del Fiscal Anticorrupción y los 18 magistrados que sancionarán los actos de corrupción de los servidores públicos. Pero uno de los grandes pendientes a resolver, es la serie de reformas que se tienen que hacer a la legislación para evitar las licitaciones amañadas o “a modo”, que le cuestan al país anualmente, literalmente, miles de millones de pesos.
Sabemos todos, que el sistema de contrataciones de toda clase de bienes y servicios del sector público está lleno de trampas y de impedimentos para excluir a los licitantes que no se han puesto de antemano de acuerdo con la autoridad. También sabemos que hay un cierto carrusel de compañías que prestan toda clase de servicios y que hacen infinidad de obras con el gobierno, que se turnan para que les “vaya tocando” lo que les corresponde. Claro está, con los respectivos “moches” que se reparten entre los funcionarios involucrados.
Describiré, sin pretender ser limitativo, algunas de las múltiples formas que las autoridades usan en las licitaciones para repartirse el botín de la utilización de los fondos públicos, para el reparto tramposo de grandes cantidades de dinero:
Tiempo muy limitado para la presentación de propuestas.- Esta es una de las formas clásicas de amañar una licitación. Las autoridades escogen a su elegido, le pasan toda la información de antemano que se va a solicitar, luego se limita el tiempo de la licitación de tal forma que solo el escogido puede cumplir con los requisitos.
Imposición de requisitos documentales difíciles de cumplir.- Esta forma de truquear las licitaciones también es muy utilizada, como imponer requisitos documentales, como certificaciones especiales, estructuras de negocio difíciles de cumplir y demás trabas de documentos que se deben de presentar, cuando el elegido se sabe de antemano que ya los tiene preparados, y la licitación no se libera hasta que se sabe que el licitante seleccionado ya está listo.
Establecimiento de requisitos financieros difíciles de cumplir.- También esta es una forma típica de poner las licitaciones a modo de los escogidos, cuando se sabe de antemano que el favorito tiene características de estructura accionaria y de acceso a recursos financieros determinados, como fianzas, cartas de crédito, estructura de capital, de tal forma que con esto se discriminan a innumerables actores que pueden presentar posturas más baratas y eficientes.
Obscuridad en las obligaciones del proyecto a licitarse.- Esta forma de dirigir una licitación, es poner opacidad en el alcance de las obligaciones del contrato o concesión que se vaya a licitar, como carencia de un proyecto técnico, disuadiendo así a jugadores que no se quieren correr el riesgo de hacer una inversión para licitar, o aún peor, meterse en un problema si ganan la licitación, para darse posteriormente cuenta que el alcance de sus obligaciones eran superiores a sus expectativas.
Establecimientos de requisitos inverosímiles de los licitantes.- Esta forma de excluir a licitantes es más sofisticada, por ejemplo, exigirles que sean fabricantes de equipo original relacionado de alguna forma con la materia de la licitación. En la inmensa mayoría de los casos, los fabricantes de equipos originales no participan en licitaciones, sino que actúan como proveedores de los licitantes, por lo que exigirle a los licitantes que sean fabricantes implica que hay un plan que pone en ventaja a algún licitante que “fabrica” algún equipo sencillo o irrelevante para la licitación, descalificando a los demás.
Establecer bases contractuales obscuras o inexistentes.- Con esta trampa, se excluye a los licitantes serios que no participan al desconocer el alcance de las obligaciones que van a contraer en el contrato que eventualmente se vaya a celebrar, mientras que el favorito ya sabe de antemano a qué se va a obligar, porque previamente se celebran acuerdos secretos con el mismo.
Estos son simples ejemplos de las múltiples formas de favorecer al licitante
escogido previamente, claro está, con la contraprestación al funcionario o funcionarios que recibirán su correspondiente parte en el negocio del licitante ganador, todo esto en detrimento de los recursos públicos, ya que los que se adquiere o contrata se hace más caro, porque los licitantes seleccionados repercuten el costo de lo que tienen que repartir en el precio final de lo que cobran.
Esto tiene necesariamente que regularse para que no se realicen las licitaciones con estas mañas, en donde el que, a la postre, sale perjudicado es el ciudadano que tiene que sufrir los altos costos y mala calidad resultante en estas obras y servicios.