Diario de un reportero
Este miércoles me asomé a la ventana y miré un rato el día luminoso y helado, rumiando palabras que tal vez dijo o pensó Mirabeau (antes, durante o después de la Revolución Francesa): que el voto transforma a las personas elegidas y les da privilegios que no tienen quienes los eligieron.
En el ejercicio intelectual de Mirabeau, que fue un hombre profundo de ideas y ligero de cascos, las leyes que rigen la vida de todos no deberían aplicarse a los elegidos porque, comprometidos en responsabilidades superiores, no son iguales a los demás. Pero – no recuerdo si Mirabeau lo mencionó – tienen que rendir cuentas de lo que hacen.
Así llegamos al primer informe de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, que este miércoles, seis minutos después de las diez de la mañana, entregó a la presidenta del Congreso los varios tomos de su informe, y un minuto después tenía en la mano el oficio de recibido con sello y todo.
La ceremonia, aunque sobria y austera, no fue muy diferente de otras ceremonias en que un gobernador dice lo que hizo y señaló lo que va a hacer. Y lo primero que hizo fue hablar sobre los medios y su relación con el gobierno, que es ninguna, y ofrecer justicia sin perdón y sin olvido (aunque muchos se pregunten si Ricardo García Guzmán, "la tapadera de Duarte" –por mencionar a uno de varios –, mereció perdón o alcanzó olvido, o las dos cosas).
Lo que no se puede dudar es que Yunes Linares ha trabajado cada uno de los trescientos cincuenta días que lleva en el gobierno, que lleva todo ese tiempo tratando de resolver las emergencias financieras, sociales y de seguridad que dejaron los duartistas.
No todas sus estrategias han funcionado. El gobierno no tiene buenas relaciones con la prensa, a la que ha acusado de muchas cosas sin dar detalles ni nombres ni sumas. Pero la prensa, en el mejor de los casos, no inventa la realidad y se limita a contar lo que pasa. "Hay que tener memoria", dijo el gobernador, tal vez sin darse cuenta de que la prensa es la memoria – no la única pero sí la mejor – de un pueblo.
La metáfora que usó el gobernador para referirse a Veracruz ("para hundir un barco se requiere un minuto y mucho tiempo para sacarlo del fondo del mar") se puede aplicar también a la falta de relaciones con los medios, que en su victoria fueron tan importantes como serán para la victoria del gobernador que viene...
El mensaje del miércoles duró cuarenta minutos y resumió lo hecho, lo empezado y lo necesario para que Veracruz vuelva a ser lo que era, aunque nada vuelva a ser lo que era, como veremos dentro de trescientos cincuenta días, centímetros más o menos, cuando el gobernador vuelva a rendir cuentas y diga qué hicieron él y los suyos en los dos años de un gobierno que ofreció cambiar las cosas.
¿Quiénes son? ¿Qué piden? ¿Cuánto piden?
No creo que haya nadie que entienda la política – algo hay que llamarle – del gobierno hacia la prensa. Hay reclamos: medios hay que quieren dinero a cambio de callar sus críticas o a sus críticos. La mejor manera de resolver ese problema sería decir quiénes son, qué piden, cuánto piden, para que los veracruzanos los conozcan.
Tan sencillo como eso.