La situación polÃtica en la entidad que vio nacer al General Emiliano Zapata, es muestra de la capacidad de anarquÃa, violencia y chantaje que puede ejercer la ultraderecha mexicana. Infiltración, desestabilización y terrorismo, son algunas de las condiciones que han marcado el actuar de organizaciones de fachada como el Movimiento Testimonio y Esperanza de raigambre nacionalista católica. Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Puebla, Querétaro y Aguascalientes, por mencionar algunas entidades, han vivido situaciones de ingobernabilidad derivadas de los profundos y misteriosos intereses que guarda el catolicismo integral intransigente.
Es cierto que Graco RamÃrez no escapa a la condición de los malos gobernantes; empero, también es verdad que la administración estatal ha debido desmantelar todos aquellos espacios públicos donde la masonerÃa cristiana habÃa asentado sus reales. La docena de gobiernos panistas es corresponsable de la crianza que han tenido la delincuencia, narcotráfico, subdesarrollo e inseguridad en los morelenses. Ningún gobierno ha podido contener y organizar los problemas de aquel estado, priva un faccionalismo y ardid de conspiraciones que anula toda polÃtica pública.
La confrontación del gobierno estatal con la rectorÃa de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, es un fenómeno que se habÃa vivido en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM). La persecución que acusan los personajes identificados con la ultraderecha es ridÃcula en comparación con la que ellos hicieron cuando usurparon el poder. Testimonio y Esperanza persigue a sus crÃticos del mismo modo que Manuel Abad y Queipo, MatÃas Monteagudo o Félix MarÃa Calleja. Universidades Públicas, Ayuntamientos, Dependencias, Gobiernos Estatales, etc., son manejados bajo el peor modo de patrimonialismo y corrupción si el gobierno es panista ultraconservador. Ni qué decir cuando se trata de sus espacios o empresas: la Hacienda sigue siendo la estructura desde donde piensan la sociedad.
Lo que ocurre en Morelos debe ser un elemento de conciencia para decidir lo que los mexicanos queremos en el paÃs. No es la primera vez que la ultraderecha se apropia del candidato del PRI a la presidencia de la república; ocurrió con Miguel Alemán, Gustavo DÃaz Ordaz y Miguel de la Madrid Hurtado. Desde 1941, los norteamericanos forzaron al gobierno mexicano para un "modus vivendi" que cohabitara con la Santa Sede en la administración pública. A pesar de que Taxman se presenta como ciudadano, su formación no escapa a las caracterÃsticas que el General Emilio Portes Gil atribuÃa a los jóvenes carismáticos católicos. Aún cuando Technodino, en el fondo, sigue siendo un administrador de hacienda.
Un elemento es necesario destacar en el realineamiento polÃtico que provocará la candidatura de José Antonio Meade Kuribreña. Varios grupos del catolicismo social, y aún del intransigente, se están dando cuenta de que frente a la globalización neoliberal, la vulnerabilidad nos afecta a todos. Las hacienditas, pues, pueden desaparecer y quebrar para siempre si el PRI retiene la presidencia; no habrá financiamiento ambrosiano ni cantábrico cuando colapse el TLC y Estados Unidos opte por la invasión militar para desarrollar su propia economÃa.
El catolicismo integral intransigente debe dejar que progrese la administración pública y el Estado Mexicano. Si no hay Bien Público tampoco hay gobierno, ni polÃtica, ni paÃs. El respeto y la defensa de los bienes públicos es algo que urge en México, habrá que pensar y discutir el modo.