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Realidad y propaganda

La realidad se enfrenta a la propaganda y sale derrotada.

En un diálogo reciente con un empresario este descargaba una serie de improperios contra López Obrador, entre los destacados había, autoritario, igual a los dictadores comunistas socialistas. La charla inició después que él compartiera un artículo que sostiene que en Venezuela todo empezó con un voto y terminó en una dictadura, lo que sucederá en México si gana López Obrador (AMLO). El empresario prefiere malísimo conocido. Teóricamente no hay dictadores comunistas socialistas ni Venezuela es una dictadura, pero esa no era materia del diálogo.

Mencioné que cuándo AMLO gobernó el DF, no lo dejó como Venezuela, y el empresario dijo: a mi la verdad me fue bien. Y ahí fue dónde empecé a cuestionar si hablaba la razón o la repetición de la propaganda.

Le dije, te fue bien y sostienes que es una mierda. Y respondió, si ya se que es contradictorio, mea culpa. Igual sucede con los que se fueron corriendo a comprar propiedades en Estados Unidos para irse ante la posible victoria de AMLO y que ahora gastan fortunas en su protección personal o en sus empresas. (El costó la protección privada en México alcanza el 1.5% del PIB).

Quise preguntarle con quién hablaba o de dónde alimentaba sus opiniones. Todos estamos expuestos a información, análisis y prejuicios y no quise quedarme con la idea de pensar cuál era su fuente. Porque ahí se encuentra la base de su contradicción.

Una forma de evaluar a los políticos es su desempeño de dónde se desprende la consideración de su acción futura. Si como gobernante actuó bien ¿por qué se concluye que el futuro será ruinoso?

Una frase posterior develó el misterio.

“Estuve en una reunión dónde se mencionó que Peña Nieto tiene miedo de ser el primer presidente en llegar a la cárcel”. Lo que sería un buen principio respondí.

Hasta ahora pensaba que las grandes resistencias a la llegada de un político que no este alineado con la cúpula gobernante pone a temblar a los gobernantes y sus cómplices, porque muchos apoyaron la depredación del país en todo el espectro partidista y amplias capas del empresariado.

Se puede entender entonces cuál es una de las fuentes que han desplegado los rumores de que AMLO llevará al país a copiar al modelo venezolano.

Un tercer amigo terció en la charla y dijo que Morena sigue los mismos pasos que Hitler y solo falta que AMLO queme la cámara de diputados. Ese es un exceso que se deriva de la impresión de que AMLO es un dictador y que puede orillarse a la izquierda o a la derecha por su “amplio apetito de poder”; me recordó el discurso que considera que los judíos son capitalistas y comunistas y los causantes de todos los males existentes y por venir.

Jugando sarcásticamente inicie una lista en internet con todas las desgracias provocadas por los judíos y las que provocará AMLO. Están incluidas la explosión del Vesubio, el diluvio universal, asesinato de Trotsky, lideraron la revolución rusa, mataron a Mao después de enseñarle a crear campos de reeducación. No repetí la estupidez judeofoba que culpa a los judíos por el holocausto, pero AMLO puso en el puesto a Stalin, Pol Pot y a Peña para que termine de arruinar al país y cause suficientes molestias para que él gane.

El sarcasmo irritó a los que no lo entendieron y no logró mostrar la incongruencia de los argumentos de que “me fue bien pero igual lo detesto”.

Lo extraño de la charla es que ambos coincidimos que se requiere cambiar el modelo actual, pero no en la dirección necesaria. Aunque sobran los defensores del capitalismo salvaje y que darwinianamente cada quién se rasque con sus propias uñas que son los que aplauden a Meade y la continuación del modelo neoliberal.

La política hace mucho dejó de ser lo que debería de ser. Las elecciones no se basan en propuestas sino en descalificaciones y quedamos despojados de la posibilidad de usar el voto para construir el futuro. La propaganda y la mercadotecnia política se han puesto por encima del debate político y han invadido a las campañas con guerras sucias.

Es necesario entender el mecanismo por medio del cual la propaganda penetra en lo más profundo del inconsciente anclando nociones alejadas de la realidad, rechazando los datos duros que niegan la repetición de las opiniones y evidencian la contradicción.

AMLO sabe que no cuenta con éstos votantes y su mensaje también ha penetrado, al grado que el otro día un panista me hablaba de la mafia del poder.

Esta por verse cuál narrativa tendrá el poder de generar votos o si el fraude encontrará la senda de nuevo.

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