Ricardo Anaya acusó la persecución del CISEN (Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional) en su campaña, con ello pretendía generar la condición de un perseguido por el sistema político; sin embargo, la situación no representa más que un montaje para evadir las acusaciones sobre la corrupción clerical de sus negocios humanistas. Como él, cientos de empresarios, manejan capitales del Estado Vaticano para mantener el expolio de México.
Los aparatos de inteligencia, seguridad nacional y defensa en México, están cooptados por las organizaciones de ultraderecha desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Antonio Santacruz, representante del Gran Consejo de la OCA sinarquista, obtuvo uno de los principales triunfos geopolíticos para la Santa Sede cuando consiguió que los gobiernos revolucionarios se abrieran -por instrucciones de Estados Unidos- a las minorías excelentes de los católicos integrales intransigentes.
Los elitólogos que observaron el sistema político mexicano pudieron comprobar que, una gran parte de los miembros de la clase política, era egresada del UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). La máxima casa de estudios ha mantenido, desde siempre, a los profesionistas de la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa que se disfrazan de múltiples organismos juveniles católicos. Una vez recuperada la situación económica de la Iglesia Católica en nuestro país por la expropiación juarista, la avanzada tridentina fundó la mayor parte de las instituciones educativas privadas desde donde, ahora, se nutre la tecnocracia y los principales mandos burocráticos del gobierno. La élite del poder en México se hizo a la Derecha desde hace varias décadas. De ahí se puede inferir que México se haya convertido en una plataforma para combatir el comunismo desde proyectos geopolíticos vaticanos como el Intermarium.
Pero, entonces, ¿Quién espía a Ricardo Anaya? Según indica la máxima de sentido común: perro no come perro; un marrano no huele a otro. Ahora que la Santa Sede ha vencido a los marxistas, leninistas, stalinistas, gramscianos, republicanos, liberales, masones y judíos ¿Quién queda? ¿Dónde se encuentra Satanas? En los extraterrestes. Por lo menos eso manifiestan quienes señalan la urgencia de consagrar "todo el mundo" al Obispo de Roma para que el apocalipsis se contenga.
Ricardo Anaya, así como muchos yunquistas expertos en simular persecuciones y atentados, nada saben de lo que implica ser una víctima de espionaje y persecución. ¿Quién le gana en conspirar a una institución que lleva dos mil años ejerciendo el Santo Oficio? Para mejorar su guión debería estudiar la Guerra Sucia en México, la historia de los desaparecidos en Latinoamérica y su etapa colonial novohispana, Auschwitz, Katyn, a los 43, etc. Las Chekas se encuentran a años luz del espionaje y control vaticano.
Ricardo Anaya es un Onésimo Cepeda o Norberto Rivera. Miembros del Consorcio Financiero Gachupín, la oligarquía criolla que es dueña de bienes y vidas en México, la verdadera fábrica de pobres que ha generado la expulsión de 35 millones de personas a Estados Unidos. ¿A estos grupos apoya Estados Unidos? ¿Han suplido bien los esclavos mexicanos a los esclavos negros? El PRIAN es el sistema que hemos tenido los últimos cincuenta años, la gran estafa que simuló una república pero que, en realidad, es un clerofascismo al servicio de la Santa Sede y Estados Unidos.
La geopolítica actual ha cambiado. Donald Trump no quiere más un TLC con México, no quiere más tratos con los católicos integrales intransigentes que constituyen la clase política y económica del país, garrapatas que sólo viven para trabajan para el Vaticano . ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo la trama de los reptilianos y que Manuel Buendía se suicidó?