Última Instancia
Los “millennials”, son los hijos de mi generación. Probablemente si yo me hubiera casado y tenido hijos más viejo, yo mismo tendría dos maravillosas hijas millennials, pero tuve a dos de la llamada generación “X”, que quizás sea la generación bisagra, que le tocó vivir la transición de dos épocas, precisamente, la del gran y acelerado cambio tecnológico y cambio de época histórica.
Los millennials tienen menos de 30 años de edad y más de 15, que carecen, por falta de experiencia, de las vivencias anteriores a la revolución de la tecnología de la información que está cambiando la faz de la tierra.
El ser humano realiza todo lo que hace a través de conversaciones con otros seres humanos. Antes de los millennials, las comunicaciones del Siglo XX eran las de la radio y la televisión (que para los efectos de la propagación de las conversaciones, también crearon una revolución). Los de la generación llamada “baby boomers”, a raíz del gran incremento poblacional ocurrido en la época de la post guerra, experimentamos la gran masificación de las comunicaciones, a través de la difusión de propagada por la radio y la televisión.
Pero las conversaciones transmitidas por estos medios del Siglo XX, tenían la característica de ser conversaciones unilaterales. Es decir, había un difusor de la información y millones de receptores con poca o nula respuesta a cambio. Mientras ahora, con las nuevas tecnologías de la información difundidas a través de la Internet, por medio de aplicaciones del Siglo XXI, como las llamadas “redes sociales”, los difusores son múltiples y los receptores a su vez se vuelven difusores, ocasionándose millones de conversaciones multidireccionales, que cuando se vuelven mega masivas, se dice que se han “viralizado”, emulando la propagación de los virus en los seres biológicos,
Los millennials tienen la característica de vivir en un mundo socialmente atrasado, en relación con las posibilidades de avance que la tecnología puede provocar. Es decir, experimentan día a día, una constante contradicción con el avance tecnológico y el deterioro social que acontece en el mundo, causado específicamente por las personas que están en el gobierno. Es decir, los llamados “políticos”.
Las reacciones de los millennials ante este fenómeno son múltiples, por un lado, encontramos jóvenes que literalmente se sustraen del mundo real, para sumergirse al mundo virtual generado por la tecnología de la información, como son los video juegos, las redes sociales (que generan una realidad virtual alejada en muchos aspectos de la realidad), y en muchos casos, la ciencia ficción, que está a punto de convertirse en realidad.
En efecto, lo que a la humanidad le depara el futuro próximo (estamos hablando de los siguientes diez a treinta años), es realmente de libros de ciencia ficción. En ese aspecto, existen pocos políticos que entiende bien lo que significa para el bien común de la humanidad estos avances en la tecnología.
Pero ante este reto, ¿qué deben de hacer los millennials?, ¿cómo se deben de comportar?, ¿cómo deben de prepararse?, ¿qué oportunidades y retos tienen? En realidad, son preguntas que no estoy seguro que muchos de ellos se han realizado.
Pero ahora en México, los millennials van a experimentar, para bien y para mal, su fuerza o falta de ella, en transformar a profundidad el país, si ejercen su voto y sacan a relucir su gran poder o, simplemente se abstienen de votar, y dejan que otros decidan por ellos su futuro. De ese tamaño es el reto que tienen.
Ahora bien, las opciones políticas que tienen los millennials, en apariencia para ellos, dejan mucho que desear. Por un lado, nunca en la historia de México había tanta información disponible. Hay cúmulos gigantescos de información que en realidad confunde a la gente, sobre todo, poder distinguir de la información falsa y verdadera. Más aún, cuando entramos a los términos filosóficos (cosa que los millennials están totalmente impreparados (a lo menos en México), ante tanta situación conductual a juzgar, es sumamente difícil para ellos distinguir entre el bien y el mal, entre lo que es falso y lo que es verdadero.
Como conclusión, podemos decir, que los millennials son un gran reto en estas elecciones para las ofertas políticas, pero también son una gran amenaza para los propios millennials.
Lo que puedo aconsejar a los millennials es algo simple. Lo peor que pueden hacer es abstraerse de la realidad y dejar que otros decidan por ellos, basados en datos anacrónicos e inaplicables para lo que se nos viene encima con los grandes cambios tecnológicos. Lo mejor que pueden hacer, es ante los nuevos entornos que tienen a su alcance, juzguen y decidan, qué es lo mejor para ellos, ya que en ellos recae el futuro de nuestro país y principalmente el de ellos mismos.