Si hasta ahora se localiza en Los Pinos la principal negativa a pactar la declinación del candidato presidencial del PRI por su tercer lugar a favor del segundo sitio que ocupa en las encuestas el candidato del PAN-PRD, algunos priístas testimonian que el presidente Enrique Peña Nieto pactó en el 2006 el apoyo del PRI a favor del candidato presidencial panista Felipe Calderón Hinojosa.
En política no hay lealtades, sino circunstancias. Por eso es que algunos priístas están mordiéndose la pasión por su partido en aras de detener la carrera del expriísta Andrés Manuel López Obrador rumbo a Los Pinos. El exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz, activista de Democracia Interna, señala que el nuevo presidente del PRI tiene apenas diez días para tomar el control total de la campaña del candidato no-priísta José Antonio Meade Kuribreña.
En una entrevista en el programa “Hablemos de política con Carlos Ramírez”, transmitido el miércoles a las 7.30 de la noche en Efekto TV, Ruiz Ortiz diseccionó los espacios del PRI. Si el nuevo presidente del PRI René Juárez Cisneros no asume el control total de la campaña en siete días y no hace a un lado al coordinador peñista Aurelio Nuño Mayer, las posibilidades de Meade se habrán perdido.
Lo que queda es la negociación en los hechos de una operación política para trasladar los votos del PRI al PAN-PRD de Ricardo Anaya. El presidente Peña ya lo hizo y puede hacerlo de nueva cuenta.
Ruiz Ortiz era gobernador de Oaxaca en el 2006 cuando el PRI --sin la presidencia de la república-- pactó el apoyo del PRI al PAN. En esa operación no hubo declinación pública. El principal operador en el 2006 del apoyo de gobernadores priístas a Felipe Calderón Hinojosa fue el entonces gobernador priísta en el Estado de México, Enrique Peña Nieto, auxiliado por el gobernador neoleonés Natividad González Parás y el gobernador sonorense Eduardo Bours.
La operación se redujo a la instrucción a gobernadores priístas de apuntalar con recursos públicos a los candidatos del PAN porque ahí estaban los votos presidenciales que necesitaba Calderón. Los priístas no declararon su apoyo al PAN, ni el candidato priísta declinó, ni se avisó al Instituto Federal Electoral.
De darse la decisión estratégica hoy de que el PRI acepta que no va a ganar y que es necesario pasar apoyos electorales al PAN-PRD, tampoco habrá ninguna declaración: las estructuras del gobierno priísta que manejan recursos para la compra de votos simplemente redireccionarán sus apoyos a bases panistas para garantizar el voto.
La fecha estratégica para tomar esa decisión es corta; Ruiz Ortiz afirma que podrían ser dos semanas, pero las tensiones temporales son menores: el PRI tendría una semana para consolidar a Juárez Cisneros no sólo como el presidente nacional del PRI, sino como el coordinador en jefe de la campaña.
A juicio de Ruiz Ortiz, la decisión estratégica de Meade debe ser el deslindamiento sin rupturas del presidente Peña Nieto. Como candidato de Peña Nieto, Meade carecerá de la más mínima posibilidad de aspirar a la victoria.
Por ello, dice Ruiz Ortiz, el PRI entró en la recta decisiva de 7-10 días para consolidarposibilidades de victoria. No más.
Política para dummies: La política es la toma decisiones pensando en el poder y no con el corazón.
Si yo fuera Maquiavelo: “En cambio, se puede satisfacer al pueblo, porque la finalidad del pueblo es más honesta que la de los grandes, queriendo éstos oprimir y aquél no ser oprimido”.
Sólo para sus ojos:
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En lugar de motivar votos contra López Obrador, el marqués de Vargas Llosa debería quedarse callado. Porque cada vez que advierte contra el populismo, los efectos sociales son al revés. El problema del escritor es que quiere causar pánico contra el populismo, pero no dice que su interés es consolidar el neoliberalismo de mercado que tiene a México sumido en la pobreza y la desigualdad desde 1983.
Deprimente ver a Manuel Espino alzarse la mano en señal de victoria a López Obrador: ya militó con Fox, como presidente del PAN, ayudó a Calderón, le alzó la mano en el 2012 a Peña Nieto y ahora anda con Morena.
Famosas últimas palabras: “Vamos a ganar la elección presidencial”: René Juárez Cisneros, en su primer discurso oficial como presidente nacional del PRI.