Las elecciones poblanas han sacudido hasta la raíz los intereses y sentimientos del conservadurismo mexicano. Si el morenovallismo pierde la plaza, con su migración se mueven también los privilegios y espacios que han usurpado desde, por lo menos, cinco décadas; aunque existen evidencias de una hegemonía mayor. La "Ciudad de los Ángeles" y sus alrededores han sido útiles para la reputación católica, criolla, tecnocrática, empresarial y fascista. Si el Gral. Lázaro Cárdenas no enfrentó la estructura oligárquica local, ¿Por qué iban a permitir que MORENA intente cambiar la jerarquía cuasi colonial? La reacción mexicana hará cualquier cosa por mantener sus islotes y haciendas.
El Neoavilacamachismo, encabezado por Rafael Moreno Valle, comienza a evidenciar la debilidad de López Obrador. El presidente electo carece de fuerza política y económica para derrotar a un personaje que está fusionando exitosamente a la reacción mexicana y los caciques de la Familia Revolucionaria. El Neoavilacamachismo será para López Obrador lo que el Grupo Atlacomulco fue para Ernesto Zedillo. ¿Repetición tragicómica de lo que fue el neoporfiriato para Francisco I. Madero? ¿Revisará el presidente electo sus notas alusivas?
Puebla no tiene la importancia geoestratégica de otros estados mexicanos; empero, simbólicamente, la derrota de Morena será una gran pérdida para el lopezobradorismo y, como Tabasco en el periodo zedillista, será el punto de partida de la irreverencia a la figura presidencial y su movimiento. Andrés Manuel conoce esa historia; pero, también podría preguntar a Manuel Bartlett las razones del Sindicato de Gobernadores en el fatídico sexenio. El presidente electo enfrentará lo que se denomina un "gobierno yuxtapuesto", es decir, la cohabitación con gobiernos locales de distintas fuerzas políticas que se encuentran a la expectativa de mantener sus feudos. De poco sirve la mayoría legislativa si los gobernadores no atienden, ni entienden, ni quieren entender.
La forma en que concluya el proceso electoral al Gobierno del Estado, y no el NAICM, puede constituirse como el sepulcro de la Cuarta Transformación. Una derecha local oportunista está convencida de que AMLO ganó la presidencia gracias al sistema de representación proporcional y, por ello, consideran que el PAN debe resguardar -hasta la ignominia- su triunfo espurio en la elección estatal pasada. El cid neoavilacamachista se está ganando a pulso ser el nuevo cancerbero de los intereses, familias custodias y poderes de la derecha moderna, la derecha secular y la ultraderecha. Tal y como lo hizo Gustavo Díaz Ordaz.