Al parecer la definición de Huachicol consiste en el robo de gasolina, incluyendo el robo al cobijo del poder y la estructura burocrática como por ejemplo lo que se ha reportado desde las instalaciones de PEMEX, y el que se hace pinchando ductos, que también requiere de apoyo técnico, por ejemplo bajar la presión en los ductos, o voltear la mirada cuando el sistema reporta algo inapropiado en los ductos, o ir corriendo a robar gasolina cuando sale del ducto.
¿Existe una mafia conectada al robo de gasolina? ¿Estamos ante la respuesta oportunista frente a la posibilidad de ganar pesos aunque sea de forma indebida? Trátese de la persona que asiste al ducto perforado para llevarse un bidón, o del gasolinero que compra gasolina con descuento, ¿ambos son ladrones, son igualmente responsables?
La pregunta no es ociosa, uno está inmerso en una economía que lo tiene hundido y el otro decide aumentar su riqueza por medio de un acto ilegal, porque si no compra huachicol simplemente gana menos.
De la respuesta se desprende el castigo o la acción política. A los pueblos hidalguenses dominados por los carteles que roban huachicol para no comprárselo a los criminales, se requiere una política de desarrollo que los saque de la lógica criminal y una política de ataque al crimen. A los gasolineros y técnicos que los apoyan hay que aplicarles todo el peso de la ley.
Los gobiernos pasados dejaron crecer el huachicol contentándose con proveer cifras sobre su tamaño, esa negligencia debe ser castigada.
La lucha contra el huachicol puede ser la primera en la cruzada contra el gran crimen y la gran corrupción mexicana. Paso seguido, respete usted las leyes y no ofrezca ni de mordida cuando lo atrapen cometiendo una falta. Eso será una gran ayuda para la cruzada de limpia y sanación que requiere el país.