Divagaciones de la Manzana
Es cierto que el mundo global ofrece nuevos horizontes y perspectivas muy estimulantes y positivas para nuestras vidas. Interrelaciones e interconexiones que pueden hermanarnos, además de ofrecernos alternativas para nuestro desarrollo laboral, profesional y empresarial.
Pero a la vez, puede traernos consecuencias nocivas, como suele ocurrir en el caso de la salud.
Recordemos tan sólo un caso que ocurrió hace unos años con la alarma terrible del ébola que se estaba extendiendo a diferentes continentes, segando vidas.
Hoy, de nueva cuenta surgen alarmas pues ha cundido la enfermedad del sarampión que de hecho ya se había erradicado, ha vuelto a amenazar a la población en diversas ciudades del mundo.
Así, por mencionar un ejemplo, en Nueva York se han presentado centenares de casos, sobre todo en Manhattan, para constituirse peligrosamente ya en una epidemia
Al respecto, muchos nos preguntamos cómo es posible que en pleno siglo XXI, cuando ya estaban controladas algunas de estas enfermedades contagiosas, regresan y amenazan nuestra salud.
Dar respuesta a tal situación, nos lleva a la casuística y particularidades que se presentan entre una y otra región aunque pueden por igual ser comunes: por una parte, puede tratarse de la falta de vacunas y de la vacunación misma de la población, un factor determinante para prevenirla y evitar la enfermedad, por otra, las causas pueden vincularse lo mismo a la falta de planeación de las instituciones, a deficiencias burocráticas, negligencias médicas o creencias religiosas, como ocurre en Nueva York, donde este brote epidémico del sarampión se ha registrado especialmente en sectores o comunidades de judíos ortodoxos.
En contrapartida, existen casos en otros partes del mundo, que aparecen debido a la desinformación o la ignorancia, como el hecho de creer que las vacunas pueden acarrear consecuencias con el tiempo ya se trate de autismo, cáncer, o peor aún, que son sustancias demoníacas que de ninguna manera deben inocularse..
México no es la recepción, aunque por ahora sólo se hayan presentado casos aislados pero que nos deben alertar para que no se vaya a convertir en un problema de salud pública. Igual han llegado personas del extranjero que traen desde sus lugares de origen estas enfermedades contagiosas, o porque hay un grave desabasto en nuestro país, de esa y otras vacunas, como resultado de la impericia de los nuevos funcionarios de este sexenio o la desorganización que prevalece en el sistema de compras del propio sector.
En todo caso, sea el motivo que fuere, es urgente adoptar medidas drásticas y correctivas para evitar esta regresión o lo lamentábamos, sobre todo en el caso de los niños, cuando ya se había logrado que el sarampión no arrebatara vidas.
Es preciso entonces mantener esos estándares y metas que hasta hace poco ostentábamos como un indicador del progreso social alcanzado.