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Renuncias

El gobierno parece muy sensible y ante las andanadas en las redes se apresuran las renuncias.

Así sucedió en el CONACyT dónde con el pretexto de no seguir expuesto a la crítica un subdirector mejor renunció. Que piel tan delgada la de éstos nuevos funcionarios.

Ahora es el turno del Instituto de Investigación Histórica de las Revoluciones Mexicanas (¿de cuántas revoluciones hablamos?), cuyo director renuncia frente al embate de la derecha que lo acribilló en twitter y lo hizo para blindar al gobierno. ¿A poco es un puesto tan clave que su presencia requiere un blindaje tan importante? ¿Acaso se dio demasiada importancia? ¿Por qué no le dieron tiempo al presidente de aceptar o rechazar la renuncia? ¿O será que la solicitaron desde Palacio Nacional?

El caso es que cualquiera que sea el caso la derecha se puede regodear porque la estrategia de contratar cientos de miles de bots en twitter parece pegarle en la línea de flotación del presidente, lo que por si mismo es muy delicado.

Las renuncias son muy convenientes y permiten hacer ajustes, pero renunciar por trivialidades conlleva mensajes contradictorios, ya sea para los que apoyan que lo consideran como concesiones innecesarias, como para la derecha que lo considera victorias, aunque sean pírricas, de cualquier manera para ambos parecen muestra de debilidad.

Al rato el gobierno estará dándo explicaciones no solicitadas y se meterá en berenjenales innecesarios.

 
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