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Juventud

Las fotografías de los delincuentes detenidos por ser secuestradores o cometer otros delitos muestran a jóvenes que apenas se aproximan a la edad adulta y su expresión está entre la inocencia y la maldad acorde con su actividad criminal.

Las fotografías de activistas detenidos por vandalizar también son de jóvenes.

Caminos extraños y destinos similares de éstos dos tipos de jóvenes, pero mientras se puede entender y hasta aceptar la rebeldía juvenil, la delincuencia tan joven levanta muchas interrogantes. En eso tiene razón López Obrador: hay que prevenir el crimen interviniendo ante los jóvenes antes que los criminales los arrebaten, la sociedad debe poder encauzar las energías de su rebeldía.

Son muy tentadoras las ganancias del crimen, aunque la recompensa con frecuencia sea de muy corto plazo, pero el sistema ha cancelado todo tipo de recompensa y le deja espacios muy limitados o hasta nulos a los jóvenes.

Es tentadora la recompensa inmediata para muchos jóvenes que funcionan como mercenarios de intereses políticos que se les ocultan y que a final de cuentas les quedan muy lejanos.

Que diferencia entre los verdaderos anarquistas que buscaban un sistema sin Estado, a los anarcopunks que se contentan con atracar una tienda.

Es muy mala opción y erróneo maltratar a los jóvenes que no estudian ni trabajan o que no encuentran opciones adecuadas aún después de haber estudiado, y lo peor que nos puede pasar es seguir viendo esas fotografías que retratan a una juventud abandonada a la mala suerte, por eso mientras más invierta el gobierno y la sociedad se solidarice, podremos tener una juventud sana que se fotografíen sanos y contentos después de haber conquistado algún premio o presea.

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