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El sur en el norte.

La Manzana Flechada

Estuve unos días en Monterrey para cumplir con un intenso programa de actividades de carácter cultural.

Se presentó mi libro más reciente “Cacao: bebida de los dioses”, con el que obtuviera el premio Gourmand de Francia en la categoría de “Bebidas no alcohólicas”.

Como pueden apreciar, el contenido se orienta a la historia del chocolate en sus más diversas y apasionante facetas: Propiamente desde su origen en Mesoamérica y que luego legamos al mundo entero, hasta su situación y alcance en los días actuales bien sea en el orden cultural, social o económico.

La presentación del libro se llevó a cabo en el Restaurante El ojo de Agua, restaurant que ha ganado muchos reconocimientos por su comida tan nutritiva, saludable, como sabrosa, binomio no muy fácil de conseguir salvo cuando se reúnen talento, voluntad, imaginación y hasta responsabilidad social.

Los comentarios estuvieron a cargo de destacadas personalidades de la academia y de la industria alimenticia, lo cual mucho me distinguió y llenó de satisfacciones.

Me refiero a los Chef Patricia Roccatti, Adrian Herrera y Leticia Garza, así como al Diseñador Gráfico Oscar Estrada. Cada uno de los participantes externó comentarios favorables al libro, así como a otros que he publicado a lo largo de varias décadas de trabajar en el campo de la cultura y la investigación gastronómica.

Un encuentro cálido y gozoso que en buena medida se debió a la iniciativa de mi prima Silvia Garza, quien hizo una amplia y certera convocatoria.

Al final, se aderezo con deliciosa degustación de antojitos y bocadillos, complementados con un muy buen vino de honor.

Y bueno, como les decía, fue uno de los eventos a los que asistí pues igualmente sostuve un encuentro con el destacado empresario. Rodrigo Montemayor y su apreciable familia, así como en la presentación del exitoso libro de cuentos “Días Terminales”, de la autoría de mi compañero Alejandro Ordorica, en el Fondo de Cultura Económica, tema que abordaré por separado en otra de mis colaboraciónes.

Pero en todo caso, eventos donde estuve presente y participé, y que me permitieron reencontrarme una vez más con el público, mis seres queridos y mi amada tierra natal de la que nunca me he apartado y siempre llevo muy dentro de mis entrañas.

No dudo entonces en decir que el Cacao Mesoamericano y oriundo del sur del país ahora estuvo presente de nueva cuenta en el mero norte de nuestro México.

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