Fascinante el teatro del impeachment en Estados Unidos.
Los políticos saben muy bien que la política es el arte de decir y hacer cosas sin decirlas claramente, es el arte de leer entre líneas y entender los mensajes ocultos, pero ahora juegan como si la política fuera el juego de la literalidad extrema. Quieren saber si las cosas se dijeron literalmente, cosa que en política nunca sucede.
Mientras el presidente de Ucrania estaba urgido del apoyo del presidente de Estados Unidos porque estaba presionado por la lucha entre dos gigantes, se vio forzado a mentir y decir que nadie lo presionaba cuando solicitaba apoyo de armas de Estados Unidos. Los republicanos dicen: ahí está la prueba de que Trump no lo presionó. Saben que mienten pero lo justifican para no perder el poder.
Que suerte hemos tenido en poder observar de cerca el manejo hipócrita del poder y como la mentira se usa como instrumento político.
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada, por un lado es el anuncio de que la política esta a punto de perder la poca dignidad que le quedaba y que caerá muy bajo.
Si un hampón como Trump lograra salirse con la suya, esto preconiza la llegada de políticos con nula calidad moral, lo que anuncia los problemas que enfrentará el imperio. Ya ahora se resienten problemas de discriminación, racismo, explotación y agudización de la pobreza.
Si el sistema logra corregir esta situación, entonces hablaremos de una anomalía, lo que francamente parece poco posible.