Impresionante la alharaca que hicieron algunos comentocratas de derecha sobre el hecho que Denise Dresser fuera a imprecar al presidente López Obrador y este le respondiera pacientemente que es conservadora.
No solamente destaca el hecho de que eso sea posible y que no haya consecuencias desde el gobierno, sino que la periodista (lo de politóloga) se le ha ido escapando, le reclamó al presidente que la secretaria de la Función Pública responde a sus dislates en twitter.
Y no es que Dresser haga buenos análisis en las redes sociales, más bien todo lo contrario. Aprovecha la plataforma para esparcir noticias falsas y ataques gratuitos contra el gobierno, y sin embargo, parece ignorar la gran máxima: el que se lleva se aguanta.
Twitter es una plataforma de múltiples ángulos, llega a responder gente que no conoces y es muy inocente pensar que solamente se tiran golpes sin que haya respuesta, como parece asumir Dresser.
Una de las protegidas del régimen que predicaba por el país a cambio de muy buen pago, lo que es opción de quién quiere pagar, de repente se da cuenta que predica en el desierto. Le repite las mismas sandeces a sus seguidores pero no logra el menor efecto político.
Los comentocratas no tienen peso electoral, los resultados de las elecciones se cocinan en otras esferas, incluido el INE que autoriza firmas falsas y entonces el golpeteo en las redes sociales se agota ahí mismo y las respuestas se agotan ahí mismo, y aunque a la periodista le duela que le digan la verdad, que es superficial, que es mentirosa, que un día alaba al poder como hizo con Elba Esther Gordillo y al otro la denuesta, que la motiva hacer daño y no analizar al poder, está muy lejos de ser difamación.
Parece increíble que tanta cercanía al poder y el dinero que desparrama no le haya engrosado la piel.