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Beethoven, más allá de la pandemia

La Manzana flechada

Antes de que llegará la pesadilla del Coronavirus que marca nuestro días, imaginábamos grande celebraciones durante el 2020 en honor de un hombre genial que dejo huella para siempre en nuestra civilización.

Me refiero sí a Ludwig Van Beethoven, del que se conmemora el 250 aniversario de su natalicio.

Se habían anunciado ya conciertos por doquier, seminarios casi en todos los países, programas especiales de radio y televisión y otros tantos eventos culturales en su nombre para homenajearlo, avivar su memoria y seguir disfrutando de su obra maravillosa.

Todo parece haberse suspendido o cancelado para evitar la expansión de este virus tan terrible que nos azota, siendo una de sus prevenciones más estrictas la reclusión en casa.

No obstante, a distancia de seguro se realizarán y difundirán sus sinfonías, cantatas, misas y hasta una ópera, pues como sabemos a lo largo de sus 56 años de vida le bastaron para componer más de 3 centenas de piezas musicales.

Un músico que rompió con las formulas clásicas o convencionales de su época y de otras anteriores, cuando introduce por ejemplo las percusiones, los coros y solistas, así como la poesía y el tiempo de duración en la sinfonías, que le imprimen un sello de innovación genial que perdura y perdurará por siempre.

Como sabemos, nace en Bond, Alemania, pero su obra explende en Viena, y de hecho su música transita del siglo XVIII al XIX, y va de la etapa Clásica a la del Romanticismo.

Inolvidables son sus 9 sinfonías y justo la última la compone sufriendo una sordera completa, pero que en su imaginación y talentos desbordantes incluye en esta la poesía de Schiller concretamente su Oda a la Alegría, que se convertiría en el Himno de la Unión Europea, por su armonía, sentido de grandeza y belleza

poética y musical. Por igual, la Tercera Sinfonía, dedicada inicialmente a Napoleón Bonaparte en el marco de la Revolución Francesa, años después lo desconocería por sus afanes imperialistas y retira el nombre del guerrero francés. Y desde luego recordar aquí su Sinfonía Número 5, en especial su impactante e inconfundible inicio.

Retomemos entonces cada uno de nosotros, junto con nuestra familia, en estos días de enclaustramiento hogareño las nueve sinfonías para escucharlas y disfrutarlas en grande así como otras de sus composiciones inmortales.

Y nunca olvidemos lo que una vez dijo: ¡Actúa, en vez de suplicar y si quieres conocer los milagros hazlos tú antes, para cumplir tu destino!

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