Se dice que en política no hay amigos, hay intereses y concepciones de mundo y de vida profundos. A lo máximo hay coincidencias, algunas profundas que pueden durar mucho tiempo, otras muy breves.
La confrontación que tuvo AMLO con Salinas parece resultar de una suerte de matrimonio mal avenido, una parte es abusiva y mantiene la unión con amenazas, mientras que la parte agredida llega a creer que la agreden porque tal vez hizo algo mal y así soporta la agresión hasta que las cosas terminan muy mal.
Salinas se atrevió a mucho, a agredir a la sociedad y al presidente en el momento crucial para su gobierno y de paso, incidió en un factor que pone en peligro a la sociedad entera.
Las voces en Radio Bemba dicen que Salinas está entre los 15 que se niegan a pagar (50,000 millones de) impuestos. Con esa cantidad el gobierno solventa la parte más delicada de la crisis sanitaria y sale fortalecido para atacar el costo económico de la pandemia, pero eso es contrario a los intereses de la oligarquía que lo quieren ver hincado ante ellos para que sea su títere.
Más de 250,000 firmaron una petición para quitarle la concesión a TV Azteca, lo que le da idea al presidente del ánimo contra el oligarca y también del apoyo que tendría si lo pone en su lugar.
AMLO le ha dado mucho a ganar a Salinas y este respondió golpeando.
Ni Salinas ni Alatorre son sus amigos, ni son solidarios con las necesidades sociales y nacionales.
El presidente dejó pasar una oportunidad de oro para demostrar el poder presidencial, ojalá revierta la actitud de tolerancia para someter al bullyismo oligarca y verdaderamente elevar los intereses del pueblo.