La moral católica buscó enterrar en la esfera de lo privado aquello que se podía considerar íntimo y lo sancionó con energía en caso de volverse públicas. Uno de los temas centrales de la prohibición es el cuerpo humano, el desnudo y el sexo, cubrieron las pinturas y escondieron esculturas, cambiaron la narrativa para esterilizar la imaginación y el placer, por ejemplo, prohibieron la masturbación. Supuestamente los curas eran los ejemplos a seguir al ser célibes, aunque resultaron pederastas, pero eso, no obstante estar tipificado como crimen se considera enfermedad y la iglesia protege del poder judicial a sus enfermos.
Las sociedades siempre han encontrado mecanismos para evadir y hasta para burlarse de la prohibición. Se evade la supervisión pública en casi cualquier tema, se evadió la prohibición a beber alcohol y respecto al cuerpo abundan las revistas que venden desnudos como Playboy; florece el comercio de cine pornográfico que llega al extremo del cine snuff que vende el crimen mientras alguien alcanza un orgasmo con la agonía de una persona asesinada. Un ejemplo de la burla la encontramos en la comedia, llevada magistralmente por Chavela que se confiesa ante un cura por cosas irrelevantes que son platicadas con doble sentido y que llevan al clérigo a pensar en relaciones sexuales que puede castigar y perdonar.
El éxito de las formas de evasión de la prohibición consiste en el voyerismo cuyo placer consiste en una satisfacción morbosa al observar lo íntimo, lo prohibido.
Una expresión facilitada por la era del internet son los llamados influencers, que abren la puerta de su intimidad para generar una exposición brutal de una existencia vana, vacía y con una pobreza cultural abrumante, pero que satisface ese voyerismo al permitir que se asomen a esa vida desprovista de grandes contenidos, porque lo más importante es ganar dinero.
En Estados Unidos ya se ha elevado el tema alertando hacia la explotación infantil, exponiendo a los padres que llevan a sus hijas (abundan las mujeres) a ser mecanismos de consumo para generar dinero exponiendo su vida cotidiana, íntima, carente de sustancia y mostrando que lo más importante es alcanzar lujos y riqueza. Aparte de la explotación de trabajo infantil esos padres deben ser castigados por preservar la incultura y la vacuidad.